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El desafío de hallar la memoria de Puçol

Dos investigadores analizan archivos, restos arqueológicos, cuevas y cualquier documento que sirva para reconstruir la historia del pueblo

José Mª Tortajada y Vicente Claramunt llevan meses trabajando en la sombra, recopilando datos y organizando materiales. | A.P.

Los investigadores analizan cualquier tipo de objeto. | A.P.

El desafío de hallar la memoria de Puçol

Tras la edición de los volúmenes 1 y 2 de la historia de Puçol, que repasan lo acontencido en el municipio durante el siglo XX, el consistorio se ha marcado el desafío de editar un tercer volumen en el que se recopile la información que falta: desde la prehistoria hasta 1900.

Si en los dos primeros volúmenes el material gráfico era abundante, con más de 11. 000 fotografías y testimonios que aportaron en gran parte los vecinos, en este tercer libro ese tipo de material no es posible. Porque el «Volumen 0», como se ha bautizado el libro que cierra la trilogía, se centra en las épocas en que no había fotos, ni recuerdos de personas vivas que puedan hablar de Puçol hasta el siglo XIX. De hecho, algunas épocas apenas están documentadas.

Es por ello que el trabajo se ha organizado en dos líneas de investigación: una, en todos los archivos imaginables (Arzobispado, Catedral, provinciales, autonómicos, nacionales…); y la otra, a pie de campo, buscando elementos que ilustren determinadas épocas pasadas (prehistoria, íberos, romanos…), bien en el actual término de Puçol o en los alrededores, como Sagunt, El Puig, Grau Vell o la Serra Calderona.

Vicente Claramunt y José Mª Tortajada llevan meses trabajando en la sombra, recopilando datos y organizando materiales que, hasta ahora, casi siempre han aparecido de forma dispersa o, directamente, eran desconocidos para los vecinos de Puçol.

Antes y después de Jaume I

En la práctica, han dividido la búsqueda en dos grandes bloques: uno a partir de la existencia de pergaminos y documentos escritos, es decir, de Jaume I hasta 1900, una tarea en la que Vicente lleva la voz cantante; el otro, todo lo anterior al Conqueridor, buscando en museos o recorriendo lugares que podrían servir para «ilustrar» los datos que van apareciendo.

Es un trabajo complejo, no sólo para localizar los documentos donde se cita Puçol, sino también para transcribirlos de la lengua original, que puede ser latín, valenciano, español o una mezcla de todos. «Además, están escritos con letra muy compleja. Cada documento medieval hay que transcribirlo al latín y luego traducirlo. A partir del año 1600 ya suelen estar en valenciano o español, con letra humanística, que también es difícil de transcribir. Y a partir de 1700 se leen bien, aunque usan muchas abreviaturas, que las vas conociendo a base de leer documentos, por lo que tengo que leerlos varias veces», explican.

Armas de defensa en Puçol

Una vez obtenido el texto, hay que tener en cuenta el contexto. Así, han descubierto hechos históricos poco conocidos, «como cuando piden al rey poder llevar armas de defensa en Puçol… y nos toca buscar en el Archivo del Reino la respuesta a esa carta y por qué se ha hecho esa petición».

Lo mejor que Vicente Claramunt está viviendo las cosas que pasaron en Puçol entre el siglo XIII y el XIX. Y algunas ya nunca las olvidará: «como el motín en 1580 de todo el pueblo, cuando se largaron todos los vecinos de Puçol».

La historia documentada es el primer bloque de trabajo. Pero hay otra historia. Más compleja si cabe, porque al buscar entre los restos de la historia (murallas, viviendas, restos arqueológicos) sólo hallan datos centrados en las grandes poblaciones (como Arse, Saguntum, Murviedro o Sagunt, según las distintas épocas), pero, antes del siglo XIII y Jaime I, apenas se habla en los libros de lo que hoy es Puçol.

José Mª Tortajada ha recorrido varios museos, como el de Historia de València, donde hay multitud de restos de distintas épocas: íberos, romanos, visigodos, musulmanes, cristianos… «Son materiales normalmente encontrados en Valencia capital, pero nos valen para hacernos una idea de cómo eran el vestuario, la casa, los utensilios de cocina o la vida cotidiana, eso aporta una primera fuente de información», explica.

También ha estado en los museos de Sagunt y en el Grau Vell, considerado el puerto romano saguntino, pero mantiene que un poco más al sur «había otro puerto, más pequeño, situado donde hoy está el Marjal dels Moros, allí quedan algunos restos, y ese quizá era el puerto de Puçol, del que ya se habla en algunos documentos de la Edad Media cuando se le conceden derechos para comerciar, pagando los impuestos correspondientes, naturalmente».

Restos del Trull dels Moros

Son conocidos desde principios del siglo XX los restos romanos documentados entre El Puig y Puçol (una domus, esa vivienda familiar en ocasiones separada de la ciudad), y se conocen los restos del Trull dels Moros, de origen romano, aunque la cercanía de Sagunto invita a pensar que íberos y otros pueblos también han podido dejar huella en un territorio que antes no estaba tan dividido como en la actualidad.

«Cuanto más retrocedemos en el tiempo, más difícil es establecer unos límites como los términos municipales que conocemos hoy», continúa Tortajada. «La Cueva del Pardalot, o del Pardalet, situada junto al Monte Picayo, es probablemente el primer asentamiento conocido de lo que hoy es Puçol. Se sabe que cerca de ella había, al menos, dos poblados íberos y nuestro objetivo es documentar todo eso con fotos y con datos, para que se conozca dónde nació Puçol, aunque en aquellos tiempos no fuera más que una cueva, un pequeño asentamiento o una alquería musulmana, y, siglos más tarde, nuestro pueblo».

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