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La solidaridad que se «pasa» en Puçol

Organizan actos solidarios por el 8M, Pascua y Navidad

Las integrantes de la plataforma Pásalo realizar labores para preparar un día el reparto de comida entre las familias necesitadas de Puçol. | A.P.

Pásalo, la Plataforma de Acción Solidaria Local, nació con la crisis de 2008 como un servicio de autoayuda donde cualquier vecino de Puçol podía compartir sus conocimientos y experiencias. Gracias a la cesión de un local y a la colaboración de una cadena de supermercados, hoy atiende necesidades básicas, como ropa y calzado, además de alimentación diaria, a 62 familias de la población. Y todo de forma altruista.

«En estos momentos somos 16 componentes que nos reunimos en asamblea los sábados para organizar todas las actividades que llevamos adelante, sobre todo el reparto de comida y de ropa para 62 familias, que es el máximo a lo que podemos llegar, aunque tenemos otras 8 en lista de espera», explica Sandra Soto, una de las componentes de Pásalo. «Con la pandemia hemos tenido que renunciar al resto de actividades que hacíamos aquí, en el Ateneo, para concentrarnos en los servicios de primera necesidad».

El Ateneo es una planta baja en la calle Padre Buenaventura que fue cedido a Pásalo por una familia. Ahí se concentran el almacén de ropa donada los vecinos para su reutilización, la comida que aportan los supermercados Consum (de El Puig y Puçol), una pequeña exposición de muebles y electrodomésticos, la sala de estudio, la biblioteca y un espacio para talleres, además de una oficina para atender a todos, los que vienen a ofrecer y los que se acercan para pedir ayuda.

Uno de los voluntarios de «Pásalo» con la ropa que reparten a las familias. | A.P.

Dos comidas a la semana

«De alguna forma, somos un complemento a la tarea solidaria que realiza Cáritas en Puçol: ellos reparten comida no perecedera y ropa, mientras que nosotros nos centramos en los excedentes alimentarios en buen estado que nos entrega Consum. Como son perecederos a corto plazo, realizamos dos repartos de comida semanales a cada familia», continúa Sandra Soto.

En momentos puntuales, Pásalo también organiza actuaciones destinadas a combatir los problemas que surgen en cada época del año: a comienzos de 2021, con las grandes nevadas en toda España y bajas temperaturas debidas a Filomena, recogieron ropa de abrigo para repartir con un éxito que a ellos mismos sorprendió: «al día siguiente de difundir la noticia por las redes sociales És Puçol, 40 familias se acercaron al Ateneo para traernos gran cantidad de ropa, sobre todo mantas».

Desde hace años, la obra de teatro que realiza un colectivo de mujeres, en torno al 8 de marzo, tiene un «precio simbólico»: los espectadores no pagan entrada, aportan productos de alimentación que son repartidos entre Cáritas y Pásalo.

Durante la pasada Pascua realizaron por primera vez una campaña pensando en los más pequeños, para «que ningún niño se quedara sin mona en Puçol, y en las pasadas navidades un grupo de jóvenes de 15 años organizaron una campaña de juguetes para Reyes: «Recibieron diez cartas de niños de esas familias y actuaron como hermanos mayores, buscando los juguetes que pedían y entregándoselos. Un gran ejemplo de jóvenes con vocación solidaria».

La solidaridad que se «pasa» en Puçol

Un ejemplo único, que esperan que se repita y se contagie a más voluntarios dispuestos a echar una mano para atender el Ateneo. Porque el horario de atención a las familias es amplio: de lunes a sábado, de 9.00 a 12.30, reparto de ropa y alimentos; además, tres tardes recogen ropa y mantienen en marcha otros servicios como la asesoría de ayudas y la orientación laboral. En cada horario atienden entre 15 y 18 familias, divididas en tres turnos y que se acercan dos veces a la semana.

Clases para inmigrantes

Junto a Sandra, es fácil encontrar a Aroa Durá, una educadora infantil que ya lleva más de año y medio colaborando con Pásalo: «Antes daba clases de inglés y valenciano para inmigrantes, los sábados por la mañana. Desde que comenzó la pandemia no podemos impartirlas, así que ayudamos con el reparto de comida, la ropa y lo que haga falta».

Y, sin duda, estará en la cocina María Ángeles Magro, preparando alimentos, algo «que vengo haciendo desde hace ocho años, porque estoy aquí desde el principio»; o el incombustible Domingo, satisfecho de poder ayudar igual que a él le están ayudando: «ahora estoy haciendo una estantería de madera, para clasificar la ropa, con lo del huracán Filomena trajeron mucha ropa de abrigo y estamos preparando un almacén para que sea fácil localizar cada prenda».

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