Aunque parezca mentira, y no sé si tienen la misma sensación que tengo yo, este año pandémico ha pasado volando. Un año duro, que ha pasado como un mes, pero que nos pesa a todos y todas a nivel físico y emocional como un lustro. Venimos de un año difícil, cansado, donde la llamada «fatiga pandémica», ha invadido nuestras vidas y la que creo que dejará marcada nuestra personalidad durante mucho tiempo.

Durante todo este tiempo, en el que hemos experimentado una situación para la cual, sinceramente, ninguno estábamos preparados, todas las personas que trabajamos en las administraciones públicas hemos tenido que redoblar los esfuerzos para que ningún ciudadano o ciudadana se quede atrás. Creo que esa era, y es, nuestra misión, y ese ha sido el principal objetivo que me marqué una vez asimilé la realidad que esperaba a los vecinos y vecinas de Museros con este maldito coronavirus.

En este año, en el que como no podía ser de otra manera, las personas que viven en nuestro pueblo han estado en el centro de todas las políticas que hemos llevado a cabo desde el Ayuntamiento, porque son ellos y ellas el verdadero y único motivo por el cual las personas que nos dedicamos a la política existimos. Trabajamos para solucionar los problemas de nuestros vecinos y vecinas, a veces con más acierto, otras veces con menos, pero en esta labor uno siempre tiene que tener una máxima clara, y es la que rige mi día a día «A la política hay que venir a servir, no a servirse».

Y es por este motivo, que por mucho que estemos fatigados, que por mucho que en algunos momentos tengamos el ánimo bajo después de cada repunte de la pandemia, o por mucho que la luz al final del túnel no la veamos más cerca por momentos, no podemos de trabajar ni un solo momento para que los efectos negativos de esta crisis sean los menos posibles en nuestros vecinos y vecinas.

Venimos de un año difícil, nos encaminamos a un tiempo que también va a ser complicado, pero nosotros y nosotras, las personas que nos dedicamos a la política, no podemos desfallecer. No hemos de perder nuestro principal objetivo de vista y, por mucho que vengan mal dadas, hemos de seguir trabajando para mejorar la vida de las personas.

Desde aquí me gustaría transmitir un mensaje a todos los colegas del mundo político: No es momento de trincheras, ni de bufandas, ni de discusiones, ahora, más que nunca, es hora de seguir trabajando duro para que todos, sin excepciones, salgamos lo antes posible de esta crisis.

Seamos responsables. Cuidémonos. Hagamos ese último esfuerzo para salir de esto lo antes posible.