Hacía sólo 9 meses que había tomado posesión de la alcaldía de Alaquàs, cuando sobrevino esta pandemia que a todos nos pilló por sorpresa. Muchas personas, vecinos y amigos, con las que desde entonces me he ido encontrando me han dicho: «vaya forma de estrenarte, qué mala suerte has tenido». Pero no, no lo vivo de esta manera. Por supuesto nadie se alegra de vivir una situación como la que nos está tocando, pero al contrario de lo que pudiera parecer, está siendo todo un reto y un aprendizaje, sin guías ni manuales para orientarse.

Soy de las personas que piensan que, cuanto más complicada de gestionar es una situación, más importante resulta la vocación de servicio público y más gratificante el conseguir los objetivos deseados, el tener unos valores claros que guíen la acción y el trabajar sin descanso resulta fundamental para resolver las situaciones tan difíciles que la pandemia y la lucha contra ella ha provocado. Pero también el contar con un equipo humano comprometido con el que compartir decisiones y sentirse acompañado resulta clave.

Igual que ningún mar en calma hizo experto a un marinero, gestionar un ayuntamiento en estado de alerta, con momentos muy duros, es un aprendizaje impagable y una experiencia vital de las que dejan huella.

Aunque algunas cuestiones puedan parecer obvias quiero recordarlas. La salud es lo primero, y a quien haya pasado la enfermedad o tenido a una persona próxima que la haya pasado, no hace falta explicárselo.

Además, los servicios públicos on los únicos que garantizan una respuesta solidaria y para todos. ¿Alguien piensa que si no hubieran sido los gobiernos los que han gestionado las vacunas se hubieran vacunado primero las personas mayores y de riesgo?

Todas y cada una de las personas somos fundamentales para poder afrontar los retos que afrontamos, son retos globales en los que cada uno de nosotros somos una pieza clave.

Tenemos que cuidar el planeta, es nuestra casa y no hay alternativa. Asimismo, es necesario el apoyo decidido a la ciencia, ya que las nuevas vacunas desarrolladas en menos de un año han sido fundamentales para salvar miles de vidas y aspirar a recuperar nuestra normalidad.

En este contexto, los ayuntamientos somos las administraciones más cercanas a los ciudadanos, por lo que necesitamos más recursos y más autonomía para dar una respuesta mejor.

Estoy convencido que, o bien nos encargamos de recordar, día a día, estos aprendizajes, o los olvidaremos tan pronto volvamos a la normalidad, yo me voy a emplear a fondo para que no sea así.