«Si pensamos en cómo vivían nuestros abuelos, no es un tiempo tan lejano». Sin embargo, han cambiado mucho las maneras de hacer. Remendar las prendas que se agujereaban, comprar alimentos a granel en comercios de proximidad y aprovechar cualquier producto hasta su fin. Sería una de las soluciones para frenar un sistema de consumo globalizado que no hace más que «dañar el planeta, nuestra casa». Por eso, «la educación ambiental tiene que servir para enseñarnos que hemos de aprovecharlo todo».

Esta es una de las conclusiones de la mesa sobre Educación Ambiental, que contó con la participación de Inma López Primo, presidenta de la Fundació Horta Sud; Víctor Benlloch, representante del Centre d’Educació Ambiental de la Comunitat (Ceacv); Javier Adail, de la empresa de residuos Ecoalum; Toni Velarde, del Col·lectiu Soterranya y Albano López, de Natura i Cultura de Torrent. Un encuentro patrocinado por la Emtre y Caixa Popular, organizado por Levante-EMV y moderado por la delegada de la edicición l’Horta, Laura Sena.

Inma López valoró el trabajo de las escuelas y asociaciones pero advirtió de que «o se hace un trabajo supramunicipal o es difícil cambiar desde el ámbito local». El problema, según Javier Adail es que la formación «llega por cauces que no tocan». «Muchas veces viene de entidades privadas y debería ser una iniciativa pública», dijo. Toni Velarde cree que «hace falta información y conciencia para crear un modelo de funcionamiento que ponga la vida en el centro».

Albano López, por su parte, sostuvo que los efectos de una buena educación ambiental serán «a largo plazo y mejorará la calidad de vida». Víctor Benlloch, por último, remarcó que «esta formación sirve para construir una sociedad más sostenible». «Economía circular no son solo residuos, también es gestionar los productos que consumimos», aseveró. 

«Sobrecargar los vertederos es un fracaso colectivo»

Abordar con «valentía» la gestión de desechos y «exigir» a las administraciones autonómicas y nacionales una regulación para «cambiar el sistema productivo de residuos». Así de contundente se mostró Sergi Campillo, presidente de la Entitat Metropolitana per al Tractament de Residus (Emtre) y vicealcalde de València respecto a la necesidad de disminuir los restos que se acumulan en vertederos y tender hacia una economía circular de aprovechamiento de todos los residuos.

Lo explicó en su ponencia de apertura del primer Fòrum d’Economia de l’Horta, sobre «El reto de la economía circular», una sesión de diálogo organizada por Levante-EMV y patrocinada por la Emtre y Caixa Popular que se celebró en el Club Diario Levante.

Tras la bienvenida del director general de Levante-EMV, Julio Monreal, el vicealcalde Campillo comenzó diciendo que desde la Emtre se encargan de tratar los residuos de toda el área metropolitana de València en sus dos plantas de Quart de Poblet y Manises, concretamente de los contenedores grises y marrones. Estas infraestructuras acumulan 600.000 toneladas de basura anuales y la Emtre cuenta, además, con seis eco parques móviles y una planta de eliminación de residuos no peligrosos (un vertedero) en el pueblo de Dos Aguas.

La entidad que gestiona los residuos metropolitanos, con Campillo como representante, saca una conclusión contundente, consecuencia de los datos que manejan cada día: «El modelo de consumo masivo no es sostenible».

El también vicealcalde del cap i casal apuntó que el sistema de «producir, usar y tirar ya no vale, nos perjudica y es necesario un cambio en la manera desmesurada de consumir». Así de tajante, el representante de la Emtre apuntó que se ha de pasar de una economía «lineal» a una «circular» para dar «respuesta a los retos de sostenibilidad».

«Hay que volver a los orígenes»

¿Y qué significa eso? Según explico Campillo, la economía circular se basa en el principio de «aprovecharlo todo», «volver a los orígenes pero adaptado a la actualidad». «Un sistema justo, próximo y con una producción respetuosa con el medio ambiente», que pasa por integrar los residuos de nuevo en la cadena de producción.

Todo esto, dijo Campillo, debe ir acompañado de «condiciones y salarios dignos para las personas trabajadoras» y ha de ser un asunto que se aborde «desde la colectividad», pero que «solo pueden cambiar las instituciones grandes».

«Es España y Europa quien es tienen la capacidad de legislar poniendo el foco en los cambios», dijo, al tiempo que apuntó que «las entidades locales son el último eslabón en la gestión de residuos de un modelo determinado». Por eso, Campillo citó al Ministerio de Transición Ecológica: «Hago un llamamiento a que faciliten el deber de gestionar y tratar los residuos. Las leyes son las que tienen un impacto real». Real para conseguir una gestión óptima de los recursos «a través de la educación ambiental y el tratamiento más amable».

En 2020, de las 557.000 toneladas de basura recogida de los contenedores gris y marrón, solo el 20 % se pudo aprovechar para otros usos en los procesos de recuperación de residuos, que trata de reubicar los objetos que se depositan de manera incorrecta en un contenedor que no corresponde.

En cuanto a los contenedores marrones, de los puramente orgánicos, se pudo recuperar un 5 %, lo que supone 1.500 toneladas de compost, según explicó Sergi Campillo durante la ponencia, que se han utilizado «para enriquecer los campos de Benimàmet y Paterna, entre otros y así ayudar al cultivo de cebollas, patatas y perejil de proximidad».

Tasa por pasarse de tonelada

En la otra cara de la moneda se encuentra el vertedero de Dos Aguas, donde han ido a parar 381.000 toneladas de restos. «Destaca la cantidad que se van al vertedero, eso es un fracaso colectivo», dijo contundente el vicealcalde.

El canon que ha pagado la autonomía por sobrepasar los límites del vertedero es de 2,5 millones adicionales al normal, como reveló Campillo. «Y más será porque la ley estatal ha aumentado el canon del vertedero y también elevará la tasa por sobrecargarlo», recalcó.

Para el presidente de la Emtre, es «imprescindible» reducir los residuos urbanos que acaban en los vertederos. Y propone dos vías complementarias. Por una parte, reforzar la educación ambiental, a través de la implantación de «un plan de recogida de residuos o fomentando la red de eco parques», dijo. Por otra parte, siendo conscientes de que «la economía circular ha llegado para quedarse».

Según lo detallado por Campillo, «la normativa ambiental ha ido aumentando desde hace 20 años». De hecho, la Unión Europea ha decretado que para 2025, tal como lo especificó el presidente de la Emtre, «todos los municipios tendrán que reciclar al menos el 55 % de los residuos que generen». De lo contrario, los Estados recibirán una sanción. «Es una forma de penalizar la mala gestión y ahí hemos de ponernos las pilas» opinó.

Tecnificación y educación

Por eso, los objetivos de la Emtre pasan por una tecnificación máxima de sus plantas para conseguir un objetivo «que se separen en origen los residuos». «Un gesto tan sencillo como usar bolsas biodegradable en los restos orgánicos es más importante de lo que parece», añadió Campillo.

Además, la entidad comienza ahora con un plan de educación ambiental para los próximos cuatro años, en los que invertirán 400.000 euros al año para contratar educadores ambientales y hacer trabajo de campo para «concienciar». Con todo, el ponente admitió que todavía «hay mucho margen de mejora».

«Hay que favorecer el reciclaje pero también es importante rehacer nuestro sistema productivo para establecer la verdadera circularidad», aseveró el presidente. «Es imprescindible reducir la producción de envases».

A modo de conclusión, Campillo incidió en que hay que tener «valentía para atacar el problema y cambiar el sistema productivo de residuos». Por eso, hizo un llamamiento, de nuevo, a las instituciones nacionales y autonómicas para que legislen y «estén a la altura contra esta crisis sistémica, que solo se combate cambiando el sistema de modelo productivo». 

«El contenedor marrón es un reto»

¿Cómo se gestionan los residuos en el ámbito municipal? El reto de economía circular pasa por la recogida y posterior tratamiento de los restos que comienzan su viaje en las casas y en los depósitos de los barrios. El contenedor marrón es una iniciativa que permite que los desechos orgánicos puedan volver a la tierra en forma de compost para cultivar alimentos. Una iniciativa, como la de la recogida de basura puerta por puerta, que están impulsando algunos municipios de l’Horta.

El Fòrum d’Economia de l’Horta, patrocinado por Caixa Popular y la Emtre acogió en Levante-EMV una mesa para compartir experiencias sobre este asunto con alcaldes, alcaldesas y especialistas A la cita acudieron el alcalde de Meliana, Josep Riera; el primer edil de Alfafar, Juan Ramón Adsuara; la presidenta de la Mancomunitat del Carraixet y alcaldesa de Alfara del Patriarca Marisa Almodóvar; Xavier Salas, técnico de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Torrent y Miguel Belda, técnico de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja).

El máximo representante de Meliana explicó que el contenedor marrón no estaba dando los resultados esperados. «Producíamos más residuos», dijo. «En un municipio de 11.000 habitantes, generábamos 3.000 toneladas de restos, de los cuales el 88 % acababan en vertederos», añadió

Según el alcalde, solo el 12 % de la población de Meliana recicla, y los objetivos de la Unión Europea son exigentes. «Si en 2025 tenemos que llegar al menos al 55 % de los residuos reciclados, teníamos que ponernos las pilas». Por eso, han decidido instaurar el sistema «puerta a puerta», para controlar los restos desde el origen y garantizar una correcta separación de residuos. El proceso no es fácil y el edil estima que a finales de este año o el que viene lo implantarán.

En el «imaginario colectivo»

«Este es un sistema que está en el imaginario colectivo», dijo Riera (Compromís), «Hay que hacer un esfuerzo práctico y económico, pero creemos que el camino hacia el cambio de modelo pasa por iniciativas como esta», recalcó

Por su parte, el alcalde de Alfafar, Juan Ramón Adsuara (PP), hizo un repaso por la gestión de los últimos diez años, que dice «ha ido a mejor». «A base de incidir a través de campañas y mucha pedagogía» en Alfafar «somos los que más reciclamos y los que más separamos», dijo. Además, detalló que el proceso se ha implementando sacando los contenedores a la superficie.

Respecto al depósito orgánico o marrón, apuntó que «todavía falta tiempo para afianzarlo pero los supermercados de Alfafar han aumentado la venta de bolsas compostables, lo que demuestra que seguimos una buena línea».

En Torrent, el técnico de Medio Ambiente, Xavier Salas fue contundente al inicio de su intervención: «No se implantaron los contenedores marrones cuando se tenían que haber implantado». Ahora, añadió, se va a comenzar un proyecto «por zonas» y con el objetivo de cumplir con las exigencias europeas que comenzará en la zona de edificios de Torrent.

Así, se apostará por «contenedores inteligentes» que estarán cerrados e identificarán a la persona que lance sus restos, pues tendrán que presentar un código para que el depósito se abra. «Es un mecanismo para no tener excusas. Tenemos que buscar la calidad del reciclaje y no solo la cantidad, el objetivo es conseguir que la gente se comprometa».

Por otra parte, Marisa Almodóvar (PSPV) destacó el servicio conjunto de recogida de basura que aplican en los pueblos de la Mancomunitat del Carraixet. «La agricultura de proximidad es nuestro nexo de unión y tenemos un reto por delante, recoger los residuos orgánicos para devolverlos a la huerta». Para conseguir una gestión sostenible, Almodóvar dijo que las subvenciones «son necesarias para contratar educadores ambientales y realizar campañas».

Miguel Belda, de la asociación de agricultores coincidió con Almodóvar y apuntó a la «falta de conciencia al consumir» y a la importancia de comprar productos de proximidad, «es el primer paso para conseguir una sociedad más sostenible», dijo.