Durante más de cuatro décadas ha sido un auténtico templo de la cerveza en el que ir a cenar era todo un ritual de aprendizaje, además de la propia degustación. Y ahora, la cervecería más famosa de la provincia de València (y una de las mejor surtidas de España), Río Mundo, ubicada en la calle Juan Ángel Querol de Torrent, junto a la principal avenida, se ofrece en venta por 150.000 euros, ya que la actual propiedad no puede atenderla.

El negocio fue fundado por Carlos Muñoz y María Concepción Anaya en 1979 al estilo de las cervecerías belgas. Muñoz tenía un precedente casi un siglo antes en su familia, cuando un antepasado, Juan Muñoz Rodríguez inició en 1909 esta larga tradición familiar, al fundar la Cervecería Bar Alhambra en Jumilla.

Río Mundo: El tempo de la cerveza está a la venta A. Comes

 La carta de Río Mundo se basaba en dos principios muy sencillos: un amplísimo catálogo de cervezas de importación y materia prima de gran calidad para elaborar montaditos, raciones, salchichas y algunos guisos centroeuropeos.

Pero acudir a cenar al pequeño y acogedor local, decorado con cientos de cervezas, era mucho más que degustar su oferta gastronómica. Cada persona encontraba su cerveza, después de un pequeño cuestionario sobre sus gustos y además aprendía la historia (si tenía siglos de existencia o había sido embotellada a raíz de un acontecimiento, por ejemplo) y el proceso artesanal de elaboración en monasterios y pequeñas fábricas. Desde las trapistas y una amplia gama de cervezas belgas, hasta oferta de casi todo el mundo, pero muy bien seleccionada: no cualquier botellín entraba en el local.

El tempo de la cerveza está a la venta ED

 Muñoz y Anaya estuvieron al frente del local durante casi 40 años y, aunque la carta fue evolucionando, confesaban que había algunos montaditos que los ofrecían desde el primer día porque la clientela se quejaba si intentaban sustituirlos, como es el caso de la minipizza.

En ese tiempo, recibieron ofertas de las grandes cerveceras industriales para introducir sus productos y siempre se negaron, además de explicar a la clientela las diferencias entre la fabricación artesanal y masiva en cuanto a ingredientes y tiempo de elaboración.

 Cuando les llegó el momento de su jubilación, Carlos y María Concepción prepararon el relevo a un nuevo propietario aunque con la premisa de que se mantuviera la cervecería y también el personal, cuidadosamente formado en materia de cervezas. Ambos defendían que “el negocio era rentable” y que cualquiera podía dirigirlo si mantenían su esencia y a la plantilla.Y en ejercicio 2018-2019, llegó ese cambio, de la mano de un empresario.

Tras una pequeña remodelación en sus instalaciones, que mantuvo el local cerrado tres meses, Río Mundo reabrió con parte de su personal de siempre y la mayor parte de su carta, en la que se fueron introduciendo algunas novedades como más platos de verduras y mayor oferta vegetariana y vegana, que se unía a sus famosos montaditos, salchichas o codillos. También se instaló una terraza en el exterior. La clientela esperaba la reapertura y acogió muy bien los cambios.

Llega la pandemia

La crisis sanitaria por la Covid-19 impactó de forma contundente en este negocio, como en muchos otros de hostelería y restauración, de dimensiones reducidas. Y lo ha mantenido durante 2020 y 2021 cerrado de forma intermitente, teniendo en cuenta los diferentes decretos de las autoridades, si bien cada reapertura, cuando la situación lo ha permitido, ha sido reivindicada y ansiada por la clientela. La propiedad instaló un filtro purificador contra el virus y restrigió los aforos, como establecían las normas.

 Pero tras las vacaciones de verano de 2021, el local no ha reabierto todavía y esta semana se ha colgado un cartel de “disponible” con las referencias de un portal inmobiliario, que dejan en el aire el futuro de la cervecería. En él, se ofrece el emblemático Río Mundo como “local comercial” y “cafetería-restaurante” y se detalla que tiene 80 metros cuadrados de superficie construida y útil, o que puede albergar 30 comensales en el interior y otros 20 en la terraza. Se vende por 150.000 euros, que incluyen la cocina equipada y el mobiliario, y se especifica que no se pide traspaso por el negocio. “Se vende por no poder atender”, dice el anuncio.