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El Cid, el castillo del Puig y la conquista de València

El campeador fue uno de los estrategas más excepcionales de toda la Edad Media como prueba la conquista del ‘cap i casal’ en la que el Puig i el castillo tuvieron un papel esencial

Trabajos en la torre del castillo de Juballa (a la izquierda) y Litografía del Cidde la «Historia General de Valencia» de G. Escolano. | P.MARTÍNEZ/L-EMV

La sombra de Jaume I no nos deja ver que el primer conquistador cristiano de la ciudad de València fue el Cid Campeador, uno de los estrategas más excepcionales de toda la Edad Media. En su empresa, el término del Puig de Santa María y su castillo tuvieron un papel esencial, que sirvió, un siglo más tarde, como modelo para Jaume I.

El Cid, el castillo del Puig y la conquista de València

Las jornadas que este domingo se inauguraron, organizadas por el Ayuntamiento del Puig con la asociación Consorcio Camino del Cid ayudarán a conocer mejor a este personaje histórico y unos hechos cruciales en nuestra historia como pueblo valenciano.

La primera referencia escrita que cita el castillo del Puig se encuentra en la Primera Crónica General de España de Alfonso X El Sabio (1977: 561). Debemos señalar que en esta crónica el castillo es llamado de Juballa o Cebolla.

En el siglo XI el castillo del Puig de Santa María formaba parte de una red de fortalezas que se había construido para defender la taifa musulmana de València. Su buen o mal funcionamiento iba a depender de los que en cada momento detentaban el poder. En el año 1086 al- Qadir comenzó a reinar la taifa de València con un gobierno débil y cobarde que dependía de la presencia de sus protectores castellanos, a los que pagaba inmensas sumas para tenerlos a su lado. Las parias que obtenía a base de cargar de impuestos a los súbditos de la taifa valenciana hicieron que estos no lo quisieran como rey. Por ello los reyes de las taifas vecinas al detectar la ausencia de un poder político sólido y de una fuerza militar acorde con aquel, intentaron adueñarse de València.

Al conocer, por una parte, la ausencia del Cid, protector de al – Qadir, y por otra, la nula alianza de los alcaides de la red castral, al-Mustain, rey de la taifa de Zaragoza y su aliado el conde de Barcelona, Berenguer Ramón II, intentan destronar al rey valenciano en el año 1088. Consiguen tomar el Puig, dada su importancia estratégica, y el rey de Zaragoza decide construir una bastida o recinto fortificado de madera para controlar el paso de la vía Augusta y así «que non pudiesse ninguno entrar en Valencia nin salir» por el norte (Primera Crónica, 561 b 9-13). Al mismo tiempo el conde de Barcelona «combatie cada día Valencia, et en tod esto renovava el castiello que dezien Cebolla a que se pudiesse acoger quando mester le fuese» (Primera Crónica 561, b 13-16). Pero Ramón Berenguer II y al-Mustain tuvieron que desistir de sus propósitos, ya que el Cid les impidió realizarlos.

Tras el asesinato de al-Qadir el 28 de octubre de 1092, «los sirvientes et los castrados et la otra companna que era deste rey de Valencia que mataron, fuxieronse para un castiello que dizen Juballa» (Primera 567 b). Al enterarse el Cid del asesinato de al-Qadir y de la ocupación de València por los almorávides, no se detuvo más tiempo en Zaragoza y se dirigió «con su companna (hueste) para Juballa» (Primera 568 a). Pero el alcaide del castillo del Puig (Juballa o Cebolla) «que era de Santa María de Alvarrazin, et teniel de mano de Abencaçin», señor de Alpuente, se negó a dar la fortaleza al Cid. Así que, a partir de este momento, el Cid va a proceder a sitiar la fortificación y, para ello, lo primero que hace es asentarse «cerca del castillo con su hueste» (Primera 568 a). De este modo sus guerreros vigilan y tienen cercada la fortaleza «de guisa que non salie uno nin entrava otro» esperando que los sitiados se rindieran por hambre y sed.

Durante el cerco del castillo del Puig, el Cid enviaba «sus algaras que corriessen a Valencia dos veces al dia, los unos yvan a la mannana et los otros contra la noche, et robavan los ganados et cativavan a quantos que fallavan (hallaban)» (568 b).

Una vez conquistado el castillo, que le permitía una visión de altura de la red defensiva valenciana y su control, el Cid va a incrementar el ataque destruyendo las alquerías entre el Puig y València, que actuaban como una gran red defensiva previa a la ciudad y que la abastecían de lo necesario para vivir. Así «dexo el Cid su alcayt en Juballa, et vinose el con toda su hueste para Valencia».

Desde el castillo del Puig «el Cid cuydava aver Valencia». Y por fin, el 15 de junio del año 1094 València se rindió al Campeador. De haber seguido la herencia del Cid a través de los reyes de Castilla hoy la Comunitat Valenciana sería muy distinta, hecho que nos debe hacer reflexionar sobre nuestra identidad y nuestra naturaleza esencialmente histórica.

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