La mitad de la población de Paterna habitaba en cuevas a finales del siglo XIX. Eran más de 500 inmuebles bajo el suelo los que nutrían el entorno de la emblemática Torre de la población de l’Horta Nord. Hoy hay 48. En los años sesenta y setenta del siglo XX, la llegada de miles de familias migrantes de otras partes de España y el desarrollo inmobiliario de la época hizo crecer el pueblo sin control y ello provocó la desaparición de cientos de cuevas.

Hoy, y desde hace unos años, la prioridad de Paterna es preservar los habitáculos subterráneos y su Torre, declarados Bien de Interés Cultural (BIC). Pero su cuidado y rehabilitación tiene una razón de ser más importante todavía. Se trata de la «insignia» del municipio «que representa a Paterna como pueblo». Son palabras de Roberto Usina, concejal de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Paterna, quien apunta que el principal reto del consistorio es «mantener y conservar el entorno para ganar proyección pero sin renunciar a la esencia de las cuevas y su Torre».

Usina realizó estas declaraciones hace unos días en un desayuno municipal organizado por Levante-EMV con el patrocinio del Ayuntamiento de Paterna, que abordó el pasado, el presente y el futuro de estos monumentos históricos que además son viviendas en la actualidad. En la jornada, que estuvo moderada por la periodista Amparo Soria, participaron también Ernesto Manzanedo, arqueólogo municipal; Antonio Lucena, vecino residente en una cueva; Salvador Marín, vicepresidente de la Junta Local Fallera; Eugenio Llabata, vicepresidente de Intercomparsas, José Liern, representante de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Fe de Paterna y Laureano Pascual; vicepresidente de Interpenyes, la asociación que organiza la fiesta de la pólvora, la Cordà.

Mantener la «esencia»

Desde el consistorio, Usina resaltó el «compromiso del ayuntamiento» por la preservación de este enclave histórico y detalló que, aunque en un principio se planteó un Plan Integral de Rehabilitación, acabó por descartarse porque «convertiría el espacio en un parque temático» y acabaría con la «esencia» de las cuevas.

Por eso, explicó, «realizamos actuaciones puntuales, pequeñas intervenciones en las fachadas y las entradas y salidas». «Hemos peatonalizado el entorno de la Torre para conseguir una panorámica limpia y sin coches», apuntó. Asimismo, el ayuntamiento destacó la «restauración de fachadas y limpieza de cuevas», así como la concienciación vecinal. «Pedimos respeto al patrimonio y avisamos de las sanciones». En este sentido, Usina añadió que el color blanco de las casas «invita a las pintadas» y por eso han instalado unas cámaras de seguridad para evitar «cualquier acto vandálico».

«Es un trabajo del día a día», dijo, al tiempo que añadió que el rodaje de la película Dolor y Gloria de Pedro Almodóvar ha proyectado el patrimonio más allá de la Comunitat y este año han asistido 3.500 personas a las rutas turísticas sobre los enclaves del filme que organiza el consistorio.

Por su parte, el arqueólogo Ernesto Manzanedo opinó que «las cuevas deberían estar mejor consideradas por la población, pero al final están en espacio público y expuestas al vandalismo». Por eso, añadió, «aunamos esfuerzos para mantener el espacio con un aspecto digno», dijo. No solo se conserva lo que hay en la superficie, sino también lo que se oculta en el subsuelo. El concejal de Patrimonio Histórico detalló que se han utilizado georadares para comprobar el estado del subsuelo tras el derrumbe de una de las cuevas en 2019 y así evitar otras situaciones de riesgo en algunas de las cuevas que están en uso.

De rechazarlas a valorarlas

Manzanedo hizo referencia a estas intervenciones con georadar que sirvieron para «descubrir» algunas de las casas cueva que se derrumbaron en los años setenta, «para construir sin control ni actuación con previsión». «El estudio con georadar nos ha permitido constatar algunas de las cuevas que sabíamos que estaban derrumbadas e identificar otras que están colmatadas pero no sabemos cómo», dijo. La preocupación de Paterna por preservar su patrimonio histórico, sus cuevas y su Torre, no siempre fue tal.

Asociaciones, vecinos y ayuntamiento, unidos en la conservación de las cuevas de Paterna

La normativa de conservación «fue laxa hasta los años noventa», relata el arqueólogo. Con la ampliación del pueblo, además de acabar con muchas de las cuevas, se desvirtuó la vida en ellas. «No había conciencia respecto a este tipo de viviendas, se consagraron como un punto insalubre, de mendicidad y que incluso obstaculizaba el desarrollo, lo que tiene como consecuencia que ahora de 500 cuevas que había solo queden 48», añadió Manzanedo. Ahora, estos enclaves han pasado de espacios marginales a recurso patrimonial y turístico. «Sabemos ahora cómo conservar y vender este producto».

«Los habitantes de las casas cuevas solían trabajar en la agricultura. En los años ochenta se llegó a estigmatizar a quienes vivían aquí, muchos se lo creyeron y se mudaron a pisos. Su máxima era salir para equipararse con el pueblo, lo que ha provocado abandono de muchas de ellas», relata el arqueólogo municipal. Sin embargo, todavía hay gente que las habita. Segundas generaciones.

Como Antonio Lucena. Nació, de hecho, en la cueva en la que vive junto a su mujer. «Quedamos pocos nacidos y criados aquí, el resto las han comprado», dice, al tiempo que asegura que hay un gran interés inmobiliario por ellas. Dice, también, que le encanta su casa. «Tengo un ático en otro pueblo pero preferimos vivir en la cueva pues durante todo el año, el clima es de 22-23 grados, te metes en la cama y no oyes nada, es muy tranquilo», dice el vecino. Con todo, apunta que el vandalismo es algo que «tenemos que evitar». «Hemos pedido cámaras de vigilancia», añade. «Y el ayuntamiento las ha puesto», completa el concejal Usina. Algo que Lucena agradeció al consistorio que dice, «es el primero que se preocupa por las cuevas». «De los gobiernos anteriores, nadie ha hecho nada, y por eso os felicito», concluyó el vecino.

Los participantes en el interior de la Torre de Paterna, donde se celebró el encuentro y que cumple 50 años como monumento histórico. | FERNANDO BUSTAMANTE v.peraita. paterna

Un eje vertebrador

Pero, ¿cómo es gestionar un espacio que, a pesar de tener propiedades privadas, se encuentra en un entorno público y constituye un enclave de valor patrimonial histórico y único en Paterna? «Es complicado a veces, pero desde el ayuntamiento intentamos actuar de la forma que consideramos correcta, siempre asesorados por expertos en la materia», dijo Roberto Usina de forma concisa a la pregunta de la moderadora.

Lo que sí quedó patente es que las cuevas de Paterna son un eje vertebrador de todo el pueblo. También de su tejido asociativo. La Junta Local Fallera tiene su sede en una cueva y, según el vicepresidente de la entidad, Salvador Martín, «mucha gente viene a la cueva por curiosidad, nosotros la enseñamos y se llevan una grata impresión. «Siempre intentamos apoyar para que se preservaran estas construcciones que forman parte de nuestro pasado», apuntó Martín en el evento.

Eugenio Llabata, de Intercomparsas apuntó, por su parte, que en el caso de las fiestas de Moros y Cristianos hay un «arraigo» claro a las cuevas. «La federación siempre ha buscado desfilar por lugares emblemáticos del pueblo, y este lo es», dijo el vicepresidente de la entidad. Asimismo, apuntó que próximamente trasladarán su sede a una de las cuevas con el objetivo de que sea un museo de la fiesta abierta a visitas. «Antes vivía media población en este tipo de inmuebles y creemos que es justo mantener viva la tradición paternera, una que viene desde los moriscos, que fueron los primeros que habitaron en cuevas», concluyó Eugenio Llabata, quien definió a los festeros como «cuidadores de la cultura de nuestro pueblo».

Tejido asociativo conectado

Desde la Federación Interpenyes de la Cordà, Laureano Pascual explicó que tener la sede en una de las cuevas, como es su caso, «es otra forma de poner en valor este patrimonio». «Tenemos el local frente al cohetódromo y eso nos viene bien, hemos conseguido concentrar la pólvora en esta zona», dijo, al tiempo que puso en valor la labor del ayuntamiento. «Me he criado aquí y veo que ahora se está acondicionando la zona para integrar el paraje con las cuevas, algo que mejora la imagen del pueblo», concluyó el coheter. Por último, José Liern, representante de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Fe de Paterna, apuntó que, todas las asociaciones están interconectadas en sus fiestas. En su caso, la tradición de la pólvora se conecta directamente con la devoción de la cofradía.

«El Cristo bendice a los tiradores para que no se quemen y la primera mecha se enciende con el cirio de la capilla». Lo que demuestra, para Liern, que Paterna es tierra de cohesión y de tradiciones, como sus cuevas históricas. Hecha la radiografía, quedaba finalmente abordar los retos de futuro que para el ayuntamiento son trabajar de la mano de asociaciones y vecinos para seguir aumentando el nivel de protección de este emblemático entorno.