“Yo soy asmática, aquí no se podía respirar, eso era lo peor, nadie nos ayudaba”, indica Juani Canales, vecina de la urbanización la Presa de Manises, después de volver a su casa este jueves, tras el desalojo de una noche por el accidente en la planta potabilizadora. “Había un olor a cloro muy fuerte y al rato empezaba a picarnos la garganta”, declara Betty Yein. Estos son algunos de los testimonios de parte de la población evacuada este miércoles, tras la reacción de dos químicos en el tratamiento de las aguas.

Después del "susto", "los vecinos se quejan de lo desamparados que están", expresa Yein. El problema es que “nadie daba la cara ni nos informaban, la policía nos decía que no nos podíamos acercar, que esto (refiriéndose a la urbanización) podría saltar por los aires”, contaba indignada Canales.

Todo comenzó, sobre las 16:30 del miércoles cuando, “se empezaron a oír unas sirenas muy fuertes que no paraban”, explican. “Yo había ido a recoger a mi hija del colegio y, como otros días, recogí también a la vecina. Fuimos a su casa y no estaban sus padres por lo que me las llevé a la mía”, narra Yein. En ese momento fue cuando comenzó el ruido de las alarmas. “Me subí a la terraza a ver si veía algo, pero nada. Vino otra vecina con su bebé y le dije que me iba a acercar a ver qué pasaba y que se quedase con las niñas”. Lo que esta vecina se encontró, fue a “dos policías hablando tras la valla con unas personas que llevaban como una especie de EPI”. “Comenzaron a decir que había que evacuar, pero no explicaban el porqué. Me fui corriendo a casa a coger a las niñas y llevármelas a la plaza porque pensaba que se iba a inundar todo”, detalla.

Los vecinos y vecinas consultados relatan que, en ese momento, se empezó a notar “un olor fuerte a cloro y picaba la garganta e incluso en los ojos”. No obstante, “a cada uno les llegaban informaciones diferentes en la plaza”, que era el lugar donde les concentraron inicialmente, señala la vecina evacuada, Sonia Mínguez. La Policía, por su parte, " no dejaba de hablar de la posibilidad de una explosión", dicen. Así es que cuando Yein les preguntó a los cuerpos de seguridad si podía recoger a las mascotas de su vecina, la respuesta de estos fue: “no, porque puede haber una explosión”, lo que la asustó.

Vista de las placas solares de la Presa de Manises. Francisco Calabuig

Por su parte, Juani Canales apunta que a su casa fue la policía a evacuarla. "Nos tuvimos que ir con lo puesto porque decían que había peligro de inhalación de cloro”, revela. Allí, en la plaza, estuvieron mucho tiempo sin agua, a pesar del calor. "En un principio nos dijeron que serían dos horas, luego decían que fuésemos buscando lugar para dormir, como que nos buscásemos la vida”, denuncia.

Fueron pocos los vecinos que optaron por la opción del polideportivo que se les ofreció después. Sonia Mínguez fue una de ellas: “Yo cogí a los niños y me los llevé a cenar para que no se asustasen. Luego a dormir fuimos al polideportivo. Se lo expliqué como si nos fuésemos a una excursión”. Allí, la Cruz Roja les atendió "muy bien” recalca.

No obstante, Enrique Pons, otro de los vecinos de la población, cuenta que a él no lo evacuaron porque estaba "una calle más arriba". Aun así, “la Policía nos dijo que no usáramos el agua, ni abriésemos ventanas, lo que nos dejó un poco intranquilos. El problema es que nadie nos ha vuelto a explicar nada, no sabemos muy bien cuál es la situación”, se queja.

Así pues, hasta incluso después de su vuelta a casa y el anuncio por parte de las autoridades de la inexistencia de peligro, algunos de los vecinos siguen sin “fiarse del consumo de agua”, por la falta de información directa y explicaciones que reclaman.