El Ayuntamiento de Xirivella lanzó hace unas semanas un proyecto para que los diferentes obradores de la localidad compitiesen por crear un dulce que se convirtiese en sello de identidad e incluyese el higo en cualquiera de sus formas para conmemorar “la Nit de les Figues”. No obstante, cerrado el plazo el 22 de junio, no se ha presentado ninguna propuestas y algunos de los hornos participantes alegan a la subida general de los precios tanto de las materias como de la luz, como ha podido saber este periódico.

En las bases de la competición se explicaba que el postre creado debía venderse al público sin sobrepasar el precio de los 2 euros por unidad, lo que ha resultado complicado para algunos hornos del municipio por la situación actual de inflación en la que la población mundial se encuentra.

Sin embargo, el consistorio espera poder retomar el proyecto en un futuro, ya que la mayoría de los municipios valencianos cuentan con sus dulces típicos, como los “Cachaps” de Paterna, las “crestas” de Torrent o les “Orelletes” de Aldaia. Sin embargo, a día de hoy, Xirivella no cuenta con uno reconocido que pueda ser propio de la localidad. Actualmente, sus obradores producen y cocinan los que son característicos de València como las cocas cristinas, los dulces de cabello de ángel o los pasteles de boniato.

De manera que, el Ayuntamiento de Xirivella lanzó una campaña en la cual se proponía a las diferentes pastelerías y obradores locales que compitiesen para poder establecer una nueva tradición en la localidad, un postre ganador que después debían elaborar y ofrecer el resto de hornos.

Por otra parte, como únicos requisitos, además de poseer las características de un obrador, los participantes debían utilizar alimentos e ingredientes típicos de la gastronomía valenciana, así como incorporar el higo en cualquiera de sus formas, ya sea al natural, en mermelada, mousse… De manera que se pudiese conmemorar la “Nit de les figues”, fiesta que tiene ya más de 100 años de antigüedad.

Este evento se celebra la noche del 7 de septiembre cuando la población sale a cenar recordando lo que hace años se hacía. El origen de esta viene de una tradición en la que se organizaba una verbena cuando salía en sol. Después se celebraba una misa y cuando esta acababa el pueblo se dispersaba por la huerta y recogía higos, incluso de propiedades privadas, que posteriormente desayunaban con rosquilletas. Los aceptaban sin más remedio la tradición, pero dificultaban el acceso de la población, regando la noche de antes para que el campo se llenase de barro.