Ni siquiera la fuerte ola de calor que azota el país impidió las ganas de la población manisera de volver a celebrar su tradicional Cabalgata de la Cerámica. La ciudadanía local y visitantes de otros municipios volvieron a recordar lo que festejaban cada tarde del 18 de julio, abalanzándose sobre las carrozas para conseguir una pieza moldeada, que la ciudad generosamente ofrecía.

De esta manera, la fiesta más esperada de Manises volvió, después de dos años de interrupción por la covid-19, en un ejercicio que no podría haber sido más indicado y especial, ya que por primera vez la Cabalgata de la Cerámica se celebró bajo la distinción de Ciudad Creativa de la Unesco, que reconoce este emblema y tradición regalado desde las diferentes carrozas.

 Así, las calles de Manises volvieron a llenarse de color, ilusión y cerámica. Y es que, la población tenía «más ganas que nunca» de volver a vivir esta emotiva jornada, reconocida como Interés Autonómico de la Comunitat Valenciana, que pone fin a los actos de las festividades de 2022 de la ciudad. 

Integrantes de la clavaría en una de las carrozas Miguel Angel Montesinos

Como es habitual, las cinco carrozas de esta centenaria tradición, organizada por la Clavaria de las Santas Justa y Rufina, comenzaron su recorrido a las 19:00 horas desde la calle Molí de la Llum, acompañadas de diferentes bandas de músicos y de decenas de personas, que las rodeaban para conseguir alguna de las 20.000 piezas fabricadas por más de un centenar de artesanos, cuyo objetivo se centra mantener vivo su emblema.  Entre las figuras más comunes se encontraban ceniceros, cuencos y maceteros que se recibían con muchísima ilusión. Además, de las más codiciadas de cada año, los platos con las imágenes de las patronas manises, la «Escueraeta» y los típicos morteros amarillos y verdes, que todos esperaban tener la fortuna de encontrar. El recorrido finalizó con éxito, y de manera más rápida de lo habitual, en la avenida de Blasco Ibáñez, donde el ambiente festivo y las últimas figuras seguían atrayendo a aquellos que aún querían seguir celebrando.

«Ningún manisero se quiso perder el acontecimiento. Sobre todo este año, que llevábamos dos ejercicios sin poder celebrarlo y que la Unesco ha reconocido la labor de los artesanos, se notaba una ilusión especial en el ambiente», señaló el presidente de la Clavaria, Benito González. Sin embargo, «este sello de reconocimiento de Ciudad Creativa otorgado a nuestra cerámica, tampoco marcó una gran diferencia en la celebración con respecto a otros años, ya que la cabalgata siempre cuenta con una gran afluencia de personas. No obstante, es cierto que hemos podido tener un mayor alcance gracias a la Unesco», aseguró el presidente.

La gente se agolpaba en busca de las mejores piezas Miguel Angel Montesinos

La pausa de la pandemia ha permitido a los artesanos seleccionar las piezas de mejor calidad

Asimismo, la cabalgata no contó con ningún acto o pieza especial que simbolizase el título obtenido en 2021, y es que como subrayó González, «una tradición debe seguir siéndola, ya que su importancia y valor residen ahí, en volver a festejar lo que tan felices nos ha hecho siempre y hacerlo de la misma manera». 

No obstante, la preparación sí se vio afectada por los dos años de espera de forma positiva, ya que los artesanos han contado con más tiempo para poder seleccionar las piezas de mejor calidad. De manera que, «ningún año habíamos tenido tantas figuras de cerámica tan buenas. Este espacio de tiempo nos ha permitido volver a celebrar esta fiesta de la mejor manera posible», detalló Benito González.

«Estamos muy contentos con cómo se ha desarrollado todo, la acogida ha sido increíble después de dos años. Creo que no era necesario hacer algo especial, todos teníamos ganas de lo de siempre», concluyó el presidente de la entidad organizadora.