Sant Roc, en medio de la alegría –la esperanza–, traspasó este fin de semana el ecuador de su viaje por las diferentes demarcaciones de Burjassot. Después de pernoctar en la iglesia de la Santísima Trinidad, el Patrón se encaminó el viernes al atardecer a la parroquia de San José Obrero, ubicada en la parte baja del barrio de Santa Gema. Tercer traslado. Durante el trayecto visitó los casales falleros de Pi i Margall e Isaac Peral, la sede de la Asociación Cultural Andaluza Al-Andalus 25 y saludó a la Clavaría de Santa Gema Galgani. 

  Este es, quizás, el traslado más largo de todos y con las calles más empinadas, la ‘pujà’ y la ‘baixà’, eso que tantos vecinos viven a diario por poca distancia que cubran en un pueblo edificado sobre lomas. Muchos de ellos, en agosto, lo celebran en honor del Patrón. Lo siguen arriba y abajo. Muchos lo llevan en el corazón y algunos, además, sobre los hombros.

  Al día siguiente –sábado– Sant Roc salió hacia el barrio de las 613 Viviendas, donde hizo parada en el Hotel de Asociaciones. Gente de todas partes. Si los gitanos del ‘Romancero’ del poeta Lorca le regalaron al arcángel Gabriel un bello traje para un niño todavía en el seno de la madre, los de Burjassot le dan la mano a Sant Roc –“medico sin fronteras”– para todo lo que necesite en su trabajo. A continuación, el Patrón burjasotense prosiguió hasta la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en el barrio de San Juan. Antes de entrar al templo, las fallas Llibertat y Doctor Domingo Orozco recibieron al Peregrino. La del ilustre médico incluso lo “rodó”. Un avance de la tradicional Rodà. Murta. Fue su cuarto traslado. 

  El quinto se celebró el domingo de camino a la parroquia de la Natividad de Nuestra Señora, en el barrio de Cantereria. En esta zona, la comisión fallera de Espartero homenajeó al Patrón como poco antes, en el barrio de la Almara, también lo hizo la de Cristóbal Sorní. Nadie echó de menos la pirotecnia y una reparadora ‘picaeta’. De repente aparecieron. ‘Geni faller’.

  Como en cada traslado, al recalar en las distintas estaciones de la ruta, los portadores del Peregrino lo levantaron sobre las andas y voltearon la imagen en señal de saludo a los vecinos, acto repetido a la hora de despedirse. Según el portador Paco Andrés ‘el Barraig’, esto “se hace con el propósito de que la mirada de Sant Roc se dirija a todas partes y llegue a todas las personas”. El ritual “también constituye un homenaje a las personas que se han significado y se significan por conservar y difundir las fiestas patronales”.

  Por su parte, el clavario mayor de Sant Roc, Francisco José Dauder Estopiña, entregó a los representantes de las asociaciones visitadas el libro de fiestas y un detalle conmemorativo. Y, desde luego, los romeros de la Agrupación Musical Los Silos donaron la mejor cosecha de la viña en todas las etapas del viaje, o, como dicen los especialistas, dieron el do de pecho. Igual que en cada romería del Patrón, las tres del fin de semana contaron con la participación de una representación municipal encabezada por el alcalde, Rafa García, y los concejales de Fiestas y de Fallas, Manuel Pérez Menero y Estefanía Ballesteros, respectivamente.