El barrio del Empalme de Burjassot “se desaísla”

La rotonda que permite la entrada al barrio ya se ha abierto al tráfico y vuelve a conectar la calle València con la avenida Burjassot 15 años después

La rotonda del Empalme, ya operativa, junto a la rampa del túnel del metro.

La rotonda del Empalme, ya operativa, junto a la rampa del túnel del metro. / Vicent Ruiz Sancho

Vicent Ruiz Sancho

Burjassot

Los conductores que circulan por la CV-310 –conocida como la “carretera Bétera”– entre València y Nàquera vuelven a poder atravesar con sus vehículos el barrio del Empalme de Burjassot después de 15 años. Al llegar a este punto del camino, ya no se verán obligados a dar grandes rodeos para seguir la ruta gracias a las obras de reurbanización que Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV), dentro del plan de mejora de acceso ferroviario en la línea 1 tras el soterramiento de un tramo de la vía férrea, viene acometiendo en la barriada burjasotense.

La rotonda del Empalme, situada junto a la rampa del túnel del tren y al espacio que ocupó un paso a nivel cortado al tráfico rodado durante tres lustros, ya está operativa y conecta la calle València de Burjassot con la avenida Burjassot de València –dos denominaciones de la CV-310– con el subsiguiente ahorro de tiempo y combustible para los usuarios.

La continuidad entre la avenida y la calle hacia el núcleo urbano burjasotense, o al revés, ya es un hecho largamente reivindicado tanto por las asociaciones vecinales como por el Ayuntamiento de Burjassot. Junto con la paralización de las obras de soterramiento del metro desde 2010 hasta 2021, el corte de tráfico rodado –iniciado antes, en 2007, durante la construcción del subterráneo– constituyó uno de los factores que llevaron al “aislamiento” del barrio del Empalme y al “deterioro” de su vida comercial. Muchos negocios bajaron definitivamente la persiana y expresiones como “Tierra de nadie” y “No queremos un barrio partido en dos” se hicieron recurrentes en las pancartas de numerosas manifestaciones.

Salida de la calle València a la rotonda entre las calles Mariano Benlliure y Antonio Maura.

Salida de la calle València a la rotonda entre las calles Mariano Benlliure y Antonio Maura. / Vicent Ruiz Sancho

La actual coyuntura, huelga decirlo, abre nuevos horizontes de desarrollo. Al menos, en lo que a circulación de vehículos por la CV-310 se refiere, el barrio vuelve a figurar en el mapa –el GPS– como parada. Y quién sabe si, en un futuro no muy lejano, “además de parada, como fonda”. Algunos vecinos, no sin un grano de pimienta, empiezan a preguntarse si, acabadas las obras de reurbanización, “subirá el precio de la vivienda en el Empalme”.

Operativa la rotonda y concluido el asfaltado de un tramo de la avenida Mariano Benlliure que ocuparon las vías de superficie del metro, junto con el de la calle Antonio Maura, al lado la playa de vías de le estación del Empalme, FGV también terminó de crear aparcamientos públicos –tanto en batería como en cordón– en ambas calles junto a amplias aceras y una nueva calzada. La estampa del barrio está cambiando.

Aparcamientos construidos.

Aparcamientos construidos. / Vicent Ruiz Sancho

Ahora, desde cualquier punto, los transeúntes pueden cruzar la avenida dedicada al célebre escultor. Antes, para pasar de una acera a la de enfrente, debían salvar las verjas que delimitaban el espacio del tren desplazándose hasta el paso a nivel de la calle València o bien, a más de 200 metros, hasta un paso peatonal subterráneo –si no se encontraba inundado a causa de los temporales– en la confluencia de la avenida con la calle Maestro Serrano. Mucha distancia se había de recorrer para cruzar “una calle dividida en dos, como el barrio”, recuerdan los vecinos. Se acabó. Con las obras, desaparecieron el paso subterráneo, las verjas y el paso a nivel.

Traslado de Sant Roc, hace unos días.

Traslado de Sant Roc, hace unos días. / Vicent Ruiz Sancho

El mismo Sant Roc y su numerosa comitiva, en la reciente visita a la falla Mariano Benlliure con motivo de las fiestas patronales, pudieron andar a sus anchas por la avenida del artista después de 32 años de historia de los tradicionales traslados. Si entre la puerta del casal y la valla del tren, incluyendo la calzada, había apenas dos metros y medio para acomodar y homenajear al Patrón casi de forma milagrosa, en esta ocasión la gente congregada comprobó que solo la anchura de la acera superaba los cinco metros. ¿Milagro?

Todavía queda trabajo por delante. El objetivo de las obras de reurbanización es crear “una vía verde y ciclopeatonal fusionada al entorno de la huerta”. Así lo anunció el Ayuntamiento de Burjassot después de aceptar, en pleno extraordinario celebrado el pasado 5 de julio, la “concesión gratuita de uso” de un terreno de “12.108 metros cuadrados” adscrito a Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana y ya “liberado de su afección ferroviaria” como consecuencia del soterramiento del tren.

Parte del terreno preparado para la vía verde visto desde el Empalme hasta la estación de Burjassot.

Parte del terreno preparado para la vía verde visto desde el Empalme hasta la estación de Burjassot. / Vicent Ruiz Sancho

Este proyecto de “vía verde y sostenible”, cuya culminación asume el consistorio, se extiende desde el Empalme hasta prácticamente la estación de Burjassot, entre la huerta y el barrio de José Carsí. El suelo, después de la retirada de carriles del tren, ya está acondicionado para emprender unas obras que incluirán “la pavimentación con materiales totalmente compatibles con el espacio y su entorno, la creación de un carril bici, la dotación de mobiliario urbano y elementos lúdicos”. Como explicó el alcalde, Rafa García, se trata de “aumentar la calidad de vida de todos los que residimos en Burjassot desde el respeto al entorno”.

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