El histórico dirigente de Esquerra Unida Albert Taberner ha reclamado un “debate” enmarcado en la “racionalidad y el respeto”, y “no tanto en las emociones basadas en el miedo a algo desconocido”, sobre el proyecto de construcción de una depuradora de aguas residuales en Alcàsser.

En un artículo de opinión publicado en el último Boletín de Información Municipal (BIM), Albert Taberner considera que Alcàsser “no merece este clima de enfrentamiento que deteriora la convivencia entre nosotros”. El que también fuera primer alcalde democrático de Alaquàs, asegura que la depuración de aguas residuales “no debe ser un eslogan bienintencionado de las sociedades modernas sino una necesidad ineludible para el bienestar de las personas. Proteger el medioambiente preservando la calidad de las aguas es una de las obligaciones más urgentes a las que debe hacer frente la humanidad, y eso pasa por tomar conciencia de esta situación articulando políticas a todos los niveles que aseguren el uso racional de los recursos hídricos, y para restituir al medio el agua usada en nuestras actividades domésticas, agrarias, industriales o ganaderas, con un nivel de depuración adecuado para continuar disfrutando de esos recursos”.

“Pues eso es lo que se pretende con la posible EDAR de Alcàsser y con el centenar de depuradoras que ya están funcionando o se proyectan en toda la Unión Europea. La depuración no es una opción. Es una obligación”, sentencia Taberner, que alerta que “no podemos continuar más tiempo enviado, sin depuración, las aguas residuales a los barrancos, la Albufera y el mar. Eso, repito, no es una opción”.

Por tanto, el que fuera diputado autonómico puntualiza, “si una inmensa mayoría compartimos esta reflexión, qué queda de debate o de polémica”, pregunta. La ubicación. Ahí, el exmandatario de EU considera que “lo más razonable” es “confiar” en que las decisiones de la conselleria, ayuntamiento, ministerio o UE “están basadas en los estudios solventes y contrastados de ingenieros, geográfos o urbanistas, y por tanto más solventes que la mía”.

Sobre las posturas a favor de este tipo de instalaciones pero no el municipio propio, Taberner pregunta “dónde”, “¿unos metros más allá de donde se proyecta? ¿en Albal? Eso es una postura retrograda y egoísta. Si cada pueblo dijera que no se haría depuradora alguna en ningún sitio, y las carreteras? Y la cárcel?”. Además, asegura que este tipo de depuradora “no hacen olor”, y “está proyectada con un informe de impacto ambiental para garantizar la seguridad y la ausencia de olores desagradables”.

Por tanto, Taberner concluye que “si todos coincidimos que queremos barrancos llenos de vida y agua limpia, y una Albufera limpia, y que tenga el menor impacto ambiental en Alcàsser, y contribuimos a la mejora del medio ambiente, lo otro es querer sacar ventaja de las emociones al margen de la racionalidad que nos enfrenta, nos divide y daña la convivencia entre nosotros”.