Una balsa de aceite sin incidentes, desencuentros entre familias enemistadas, ni atisbo de ánimos de venganza. El operativo especial de seguridad de la Policía Nacional, en colaboración estrecha con la Policía Local de Torrent –con patrullas mixtas, unidad canina e incluso un dron para vigilar desde el aire– establecido a lo largo de estos últimos cuatro días en el cementerio de Torrent, en el primer aniversario del tiroteo con dos muertos el día de Todos los Santos, ejerció una fuerte disuasión y ningún miembro de los dos clanes enfrentados, los ‘Bocanegra’ y los ‘Marco’ se quiso acercar por el camposanto, y si alguno lo hizo, fue de forma muy discreta en días anteriores, según indicaron las fuentes consultadas por este periódico.

Un año después del tiroteo en el que perdieron la vida Antón G., de 45 años, y José Luis P., de 79, quien fue alcanzado por una bala perdida, la calma reinó ayer en el cementerio de Torrent. Además del poder de disuasión que ejercieron los controles en las dos puertas de acceso al camposanto, con agentes con armas largas y cacheos mediante el uso de detector de metales, otro hecho que propició que no hubiera ningún tipo de encontronazo entre estos dos clanes enemistados durante años es que el clan de los ‘Marco’ optara, después de que se produjera el asesinato de un primo que nada tenía que ver con sus disputas con el otro clan, llevarse «a sus muertos» a otro cementerio de la provincia de Valencia, que este periódico no revela para evitar que se reaviven viejas rencillas.

Así, la jornada transcurrió sin incidentes y centenares de personas se acercaron al cementerio de Torrent a llevar flores a sus seres queridos. Algunos se mostraban sorprendidos por la cantidad de policías y por los controles a la entrada del camposanto, donde patrullas armadas cacheaban a todo aquel que pudiera resultar sospechoso.

Una pistola de juguete

En total se intervinieron dos armas blancas, una de ellas una navaja de gran tamaño. Aunque también se retiraron un par de garrotas, al ser considerados objetos peligrosos, y un cúter que se prohibió la entrada. Además, el perro de la unidad canina de la Policía Local de Torrent, especializado en detección de sustancias estupefacientes, también frenó la entrada de drogas. Así, al menos se realizó un acta por posesión de drogas después de que el animal marcara a uno de los visitantes. «Vengo a fumármelo con mi pápa», esgrimió esta persona cuando le incautaron la piedra de hachís.

Para restringir al máximo las posibilidades de que alguien pudiera haber introducido armas en días anteriores en el recinto sagrado, y que las hubieran ocultado en los tejados, el dron de la Policía Local sobrevoló por la mañana el cementerio. El aparato tampoco detectó la presencia de objetos extraños a vista de pájaro.

A este amplio dispositivo de seguridad se sumaron también dos ‘hombres de respeto’, como adelantó Levante-EMV, encargados de mediar en caso de algún tipo de incidente o de la presencia de familiares de unos u otros para que la palabra se imponga a la violencia. «Jamás tuvo que pasar esto en un camposanto, aquí la gente que viene es para ver a sus seres queridos. Nosotros estamos aquí para que la cosa esté tranquila», explicó uno de estos mediadores de la comunidad gitana.

Gracias a este amplio despliegue policial sin precedentes en un cementerio cercado durante cuatro días con motivo de la festividad de Todos los Santos, la única arma que pudo entrar al camposanto ayer fue la pistola de juguete que portaba un niño.