Paterna se encuentra si cabe hoy más desamparada. La ciudad llora la muerte de Carmen Roca, a los 90 años, tras una vida dedicada de lleno a ayudar a los más necesitados desde su comedor social llamado "la Casita" y que cerró hace justo siete años "al ya no encontrarse con fuerzas".

A diferencia de otros muchos casos, Carme Roca sí recibió un reconocimiento a su gran labor social. El Ayuntamiento de Paterna le otorgó la insignia de Oro de la Villa de Paterna en el 2000, en 2014 fue nombrada Alcaldesa de Honor, por unanimidad de todas las asociaciones de mujeres, en el Pleno Extraordinario realizado por el Día de la Mujer y en 2016 descubrió la placa de una calle que lleva su nombre, en el lugar que estaba su comedor social, en el barrio de Campamento de Paterna.

En el diario Levante-EMV también se le reconoció su labor al entregarle un Premio Importante en 2013  por toda una vida dedicada a los más necesitados, sobre todo a los adictos a los estupefacientes, que ella sufrió de cerca con un hijo.

Ha sido el alcalde de Paterna, Juan Antonio Sagredo, el que ha anunciado a través de sus redes sociales: "Cuánto te vamos a echar de menos Carmen!

Dedicada a los demás, y en especial, a los más desfavorecidos. Con un inmenso corazón y con mucho carácter, que te hacían quererla aún más si cabe.

Durante 25 años gestionó el comedor social de La Casita, una labor que en Paterna quisimos reconocerle con la Insignia de Oro de la Villa y una calle, su calle en Campament. Millones de gracias Carmen", aseguraba el primer edil en un post.

Carmen Roca cuando recibió el Premio Importante del Levante-EMV en 2013. FERNANDO BUSTAMANTE

Dieciocho años con drogadictos

Antes de abrir el comedor social a finales de 2012 para alimentar en principio a diez o quince personas pero que se fue ampliando hasta 200 con las aportaciones tanto de particulares, como del ayuntamiento y Cruz Roja, Carmen fue voluntaria de Proyecto Hombre y ayudó durante 18 años a decenas de drogodependientes a los que acogió en La Casita. Muchos de ellos consiguieron desengancharse gracias a su ayuda. También sacó de la droga a su único hijo, que murió en un accidente. La falta de aportaciones económicas de la Generalitat y los recortes de la crisis provocaron el cierre de esta casa tutelada que había abierto en 1995.