La presión de los alquileres en València dificulta encontrar pisos asequibles en l’Horta

De las 648 viviendas en alquiler que se anuncian en la comarca, solo un 3,4 % están disponibles por un máximo de 550 euros

Una de las promociones de la nueva zona de expansión de Torrent, Parc Central

Una de las promociones de la nueva zona de expansión de Torrent, Parc Central / Loyola Pérez de Villegas

Claudio Moreno

Claudio Moreno

«En internet solo nos aparecían pisos de 750 y 800 euros, muchos terceros sin ascensor con muebles viejos. Fue fatal». Parece la descripción de una búsqueda de alquileres en València, pero la docente María Martínez habla de Meliana, pueblo de l’Horta Nord al que se acaba de mudar con su pareja y su hijo. Lo han conseguido saliéndose de los portales inmobiliarios. «Nos pusimos con el boca-oído, preguntamos a los padres de la clase de nuestro hijo si conocían a alguien que alquilara sin inmobiliaria y finalmente encontramos a una familia que dejaba el piso en el que ahora estamos. Tiene dos habitaciones y pagamos 600 euros», explica. 

Este es el precio que se pagaba en 2015 por un piso de 80 metros cuadrados en el centro de València, ahora supone una buena oferta para un alquiler a nueve kilómetros de la capital del Túria. Una inmersión rápida en Idealista arroja que en los más de 30 municipios de l’Horta hay un total de 648 viviendas en alquiler. De ellas, 50 se alquilan por un máximo 600 euros, que es el tope para percibir las ayudas al bono joven de alquiler en los municipios más poblados del área metropolitana, 22 se ofertan por un límite de 550 (tope para muchos pueblos de la comarca)  y solo 8 están disponibles por 500 euros o menos. Esto es el 7,7%, el 3,4%, el 1,2% respectivamente del parque de viviendas alquilables en el conjunto de l’Horta.

Uno de los municipios con precios más elevados es Alboraia, cuyos alquileres en temporada baja alcanzan los 11,9 euros el metro cuadrado. Conectada con València mediante carretera, carril bici y línea de costa, la tierra de la horchata se ha visto contagiada por los precios de su vecina. Lo cuenta Gema (nombre ficticio), trabajadora de una inmobiliaria local: «Muchos propietarios vienen locos porque ven en la tele que los alquileres en València están por las nubes y ellos quieren subirse al carro. Yo les digo que esto es un pueblo y no pueden pedir tanto. Es preferible tener a un inquilino por 500 euros sin problemas que a uno por 700 que promete ir al día y enseguida te debe cinco facturas», advierte.

Gema cuenta que la demanda de pisos en Alboraia es muy superior a la oferta —una constante en l’Horta— e identifica otra tendencia paralela al incremento de los precios: «Ahora mismo todos los caseros piden un seguro de impago. No se fían. No quieren que alguien se quede dentro sin pagar. A la inmobiliaria vienen muchas familias con contratos de trabajo temporal y nosotros no podemos darles un alquiler, porque la aseguradora los tira para atrás. Hay muchas personas migrantes sin poder alquilar en esta zona». 

En l’Horta Sud se repite la tendencia, seguros generalizados y alquileres disparados. Desirée Mellado es de Torrent y trabaja en Alaquàs. Lleva desde septiembre mirando pisos en ambos municipios y el proceso está resultando agotador: «Yo busco aquí pensando que sería más económico que en València pero en la ciudad hay cuchitriles por menos de 750 euros; aquí ni eso. En el centro urbano de Torrent han subido los alquileres 200 euros en un año y en Alaquàs es muy difícil encontrar nada, ni barato ni caro; no hay». 

Tras haber visitado una docenas de pisos en los últimos meses, muchos de ellos «inhabitables», Mellado tuvo un encuentro con una amiga de lo más revelador: «Ella alquilaba su piso en Torrent en 2018 por 450 euros, pero hace poco me la encontré y me dijo que ahora lo arrienda a 750 porque en la inmobiliaria le han dicho que, a falta de hipotecas baratas, los inquilinos  tendrán que pagar lo que sea».  

María Carmen Olivares, de la inmobiliaria El Porvenir, en el Vedat de Torrent, completa esta idea desde otra perspectiva: «Hay gente con propiedades en alquiler que ponen dinero de su bolsillo porque los tipos de interés de las hipotecas se han disparado; y a eso se suma la reacción del mercado a la gran demanda de quienes llegan de Uruguay, Argentina, Ucrania o Rusia con poder adquisitivo y ánimo de alquilar», asegura, al tiempo que deja una última reflexión sobre los seguros de impago: «Es normal que los propietarios quieran tranquilidad, más teniendo en cuenta que en pandemia se suspendieron los desahucios y que una expulsión de ocupas puede demorarse meses», concluye.

Una cuestión generacional

La subida del precio de los alquileres es una preocupación generacional que entronca con la dificultad de muchos jóvenes a la hora de acceder a la vivienda. «La generación de edad superior a 40 años tiene, en general, una propiedad. Antes era relativamente sencillo obtener el 100 % de la hipoteca y por 400/500 euros tenías una vivienda cuyo coste actual sería mucho mayor, algo que amplía la brecha entre edades», decía en un encuentro de Levante-EMV Alberto Aznar, gerente de Aumsa, una reflexión que el asesor inmobiliario Pepe Cantóncomparte y amplía: «Como los bancos no dan hipotecas o las dan caras, el propietario de puede fijar precios desorbitados sin miedo a que los jóvenes dejen de alquilar. Ellos son los más afectados de todo esto», señala. 

Cantón afirma que tras la pandemia más gente ha preferido quedarse en l’Horta e ilustra el nivel de precios en la zona con un caso personal: «Yo hace 5 años viví de alquiler en Massamagrell por 375 euros. Hoy ese mismo piso se alquila por 750 euros», al mismo tiempo que aporta un segundo ejemplo, esta vez profesional: «Acabo de asignar en Albalat dels Sorells un tercero sin ascensor por 700 euros». En cuanto al perfil de inquilinos, el gestor de Valentia Inmobiliaria cuenta que sus clientes en l’Horta suelen querer «parejitas jóvenes sin hijos». Pero también existen alternativas si el interesado no se ajusta al perfil: «Algunos extranjeros pagan un año por adelantado, y luego está la fórmula de valorar al candidato mediante el seguro de impago para después, cuando tienen el visto bueno, alquilar sin dicho seguro». 

Finalmente, a pesar de las similitudes con València, Cantón considera que l’Horta está lejos de llegar a la tensión inmobiliaria registrada en la capital del Turia. «Esto no es como en València donde el inversor, muchas veces de fuera, mira los ingresos al céntimo. Aquí por ejemplo aún no se ha extendido el coliving (la vivienda compartida) y el tema del alquiler es mucho más cercano. El propietario prefiere tener a jóvenes del pueblo incluso cuando eso implica perder algo de renta al mes». 

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