La fiesta fallera desaparece del barrio más humilde de Torrent

La comisión Xenillet-Bandera Valenciana llevaba cuatro décadas funcionando como núcleo vertebrador de su barrio

Foto de grupo con los alcaldes y el gobierno municipal tras el almuerzo de ‘germanor’

Foto de grupo con los alcaldes y el gobierno municipal tras el almuerzo de ‘germanor’ / C.Moreno

Claudio Moreno

Claudio Moreno

Un Poseidón de poliespán se retorcerá en el fuego y entonces todo habrá acabado. La única falla del barrio del Xenillet en Torrent desaparecerá esta noche después de 46 años plantando sus monumentos. Esta comisión llegó a tener más de 300 falleros y una fallera mayor de Torrent, pero echa el cierre sin fuelle para dar un paso más: con sólo 17 personas censadas y tras haberse quedado sin su propia fallera mayor en pleno ejercicio. Hoy será su última Cremà.

«Nuestra semana fallera está siendo muy rara», relataba la presidenta de Xenillet-Bandera Valenciana, Noelia González, durante un almuerzo que falleros, falleras y equipo de gobierno celebraron en el casal. «Intentamos disfrutarla, pero hay momentos en los que ves el final y te quedas con un sabor agridulce», explicaba delante del monumento fallero, obra de Olivares y Valencia sin alusiones al adiós «porque no es necesario echar más leña al fuego». González narraba que desde que Levante-EMV publicó en octubre la noticia del cierre de la falla, las 29 comisiones de Torrent han querido brindarles su apoyo, pero en cambio no se ha sumado una sola persona al proyecto. Y a falta de falleros que paguen la cuota, no tiene sentido continuar. «Es una lástima porque este barrio perderá el poco ambiente fallero que tenía», lamentaba. 

Sobre el perjuicio para este barrio de acción preferente también  reflexionaba durante el almuerzo el alcalde de Torrent, Jesús Ros. «La falla era el motor cultural de la zona y ha llegado a ser un centro neurálgico de la vida cívica de Torrent. Pero el Xenillet ha cambiado mucho y los vecinos han decidido que se acabe», valoraba Ros. Para el alcalde socialista, el problema subyacente es que  este barrio, al que llegaron hace 60 años familias procedentes del resto de España, tiene una población muy envejecida que participa poco en la vida social. «Los hijos viven en otras zonas de Torrent y, por otra parte, el Xenillet ahora tiene un componente de gente migrante que no participa de nuestra cultura. La suma de factores ha hecho que se tome esta decisión», valoraba. 

Una decisión dolorosa por muchos motivos, no solo sentimentales. Xenillet-Bandera Valenciana ha sido durante décadas un núcleo vertebrador complementario al centro social del barrio. El primero aportaba el ambiente festivo, el segundo coordinaba las iniciativas sociales. Pero hoy se rompe el equilibrio. «En centro social se atiende a las personas, tiene actividades para mujeres y para niños; y ahora también tendremos que potenciarlo como dinamizador del barrio y derivar la vida festiva hacia el centro si la gente lo quiere así», apuntaba el alcalde. 

Al luto por la falla del Xenillet también se unió el concejal de Fallas y de Participación Ciudadana, Pascual Martínez que, tras el almuerzo en el casal manifestaba su pesar: «Aquí se han conocido algunas parejas y muchos niños se han acercado a la cultura fallera gracias a Xenillet-Bandera Valenciana. Como institución no podemos intervenir en una situación tan delicada porque ellos tienen mucho dolor. De hecho hubo un gesto muy bonito en la cabalgata donde ellos sacaron su estandarte, lo besaron y se despidieron de la corporación municipal y de las falleras mayores en un acto precioso. Muchas lágrimas, mucho dolor, pero es un hasta siempre», resumía el concejal. 

Sardinas en el primer año

Un adiós definitivo 46 años después de que Pedro Escobar y algunos amigos se pusieran a recoger firmas en el barrio al calor de las hogueras de Sant Antoni. Hoy solo queda él para contar la historia de Xenillet-Bandera Valenciana. El primer monumento fue una barraca valenciana y después de la ‘plantá’ se «torraron» 50 kilos de sardinas, rememoraba Escobar tras degustar el all i pebre que él mismo había preparado. ¿Y ahora? «Nos vamos a otra falla, yo me voy a la del Molí», respondía González. «Yo no me cambio de camiseta», atajaba José ‘El Americano’, un histórico de la falla. «Cuando ya te has vestido esta camiseta es difícil ponerse otra».