Una coreografía sincronizada de miles de cohetes enciende la Cordà de Paterna

Más de 350 tiradores y tiradoras hacen explotar 70.000 cohetes en un espectáculo de 20 minutos

Entre la Cordà y la posterior Recordà hubo 30 personas asistidas, cuatro de ellas precisaron traslado al Hospital La Fe

Violeta Peraita

Violeta Peraita

Paterna

La luz de la "millor Cordà del món", tal como dice el himno de esta tradición tan arraiga en Paterna, se encendió en la madrugada de este domingo por la calle Mayor de la ciudad de l'Horta Nord en un espectáculo pirotécnico que fue una coreografía completamente sincronizada. Los 352 tiradores, 76 de ellas mujeres, bailaron al ritmo de alrededor de 70.000 "coetons" y "femelletes" que volaron por los aires del corazón de la ciudad en los 21 minutos y 28 segundos que duró un evento en el que se utilizaron 1.000 kilos de pólvora.

Chispas como luciérnagas

Del silencio absoluto en una calle donde la gente se agolpaba en los balcones protegidos con rejas, se pasó a una conversación de sonidos que se alternaban entre intensos y suaves. Los participantes, que iban ataviados con el traje de cuero típico que amortigua los golpes de tantos cohetes recorriendo el ambiente, acataron las órdenes del 'coeter' major, que fue el encargado de iniciar la marcha del fuego a las 1:30 horas con la tradicional bengala verde, el símbolo que da comienzo al espectáculo en la calle Mayor tras sonar el Himno de la Cordà "Foc, foc i foc" y la corneta.

Entonces comenzó una melodía pirotécnica que duró algo más de 20 minutos que invadió Paterna entera de una emoción "indescriptible", tal como señalaban a posteriori los protagonistas del acto de fuego por antonomasia, los participantes que encendían los cohetes y los hacían volar por la calle Mayor.

La nube blanca era la base del ambiente en el que se movían los tiradores y las tiradoras, que lanzaban sincronizados los cohetes como si fueran millones de luciérnagas en el espacio. Un espectáculo que demostró la comunión perfecta de las ‘femelles’ y los ‘coetons’, las primeras que subían hasta lo alto de los edificios siguiendo el poco viento que quedaba y los segundos que hacían que el suelo pareciera un camino de lava. Todo un acontecimiento único que hipnotiza y te hace perder la noción del tiempo. Un evento en el que 22 minutos se resumieron en lo que pareció un abrir y cerrar de ojos.

Ya por la tarde la emoción se notaba en las calles. Los vecinos paseaban por el mismo sitio donde unas horas más tarde paterneros y paterneras encenderían la vía en cohetes. El pasacalle de cohetes de lujo dio el pistoletazo de salida a las 22:00 horas a una noche donde el fuego fue el único e indiscutible protagonista. Fue el preludio de lo que vendría después.

A media noche la calle Mayor se cerró al público y los camiones empezaron a descargar los cajones llenos de más de 300 unidades entre ‘coetons’ y ‘femelletes’. Fotos, nervios y chascarrillos de última hora fueron la tónica previa a la entrada en el núcleo del fuego.

Un equipo donde prima la coordinación

Tal como indicaban los cajones dibujados en el suelo, cada uno con un número, los tiradores se organizaron en ‘caixons’ de alrededor de seis personas. Cada grupo en su posición y con su función. Uno abriendo el cajón, otro sujetando la mecha, otros vigilando las espaldas y controlando las direcciones de la pirotecnia y los demás encendiendo los cohetes. Una cita anual en el calendario que para los 'coeters' es imprescindible y que requiere de una concentración y coordinación propia de un trabajo en equipo.

Así lo explicaba Álex, que lleva años entrando a la Cordà. Es habitual, cuenta, que en un cajón vayas con gente que conoces pero también puede pasar, como es su caso, que compartas grupo con personas desconocidas. "Cada uno tiene su rol y los unos a los otros nos cubrimos las espaldas. Aunque no te conozcas de nada, en esta calle, en la calle Mayor, somos familia", describía tras acabar el espectáculo. Silvia, que estaba junto a él, debutaba este año. "Es una experiencia increíble. Da respeto, el corazón te va a mil, pero es un chute de adrenalina brutal", explicaba.

Adrenalina es lo que sentían muchos de los tiradores y tiradoras tras acabar la Cordà este año. El alcalde, Juan Antonio Sagredo, que participa cada año en el espectáculo, apuntaba a este diario que "es espectacular ver cómo trabajan los cohetes". La frase de estas fiestas, según el edil es que la Cordà "es del todo un trabajo en equipo. Una persona individual no puede ir a la suya, todos vamos a una. Un éxito un año más", comentaba.

Incidencias

Entre la Cordà y la Recordà, hubo un total de 30 personas asistidas, cuatro de ellas precisaron traslado a la Fe, según informa el ayuntamiento de Paterna. En el transcurso de la Cordà hubo 16 asistidos, dos de ellos trasladados al centro hospitalario y en la Recordà, el acto que da continuidad al fuego en el Parc Central se contabilizaron 14 asistidos, dos de los cuales fueron llevados a la Fe.

Presencia política

A la cita acudió este año la Ministra de Ciencia y líder del PSPV, Diana Morant, quien leyó el bando antes del pasacalle previo a la Cordà y después asistió al espectáculo desde el edificio municipal Pepín Damián. Junto a ella estaba el alcalde de Paterna, Juan Antonio Sagredo, que hizo de anfitrión y el alcalde de Mislata, Carlos Fernández Bielsa, quien participó por tercer año en la Cordà, en el cajón de Sagredo.  

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