Pasar la noche en un puente sobre la Pista de Silla: "Hay que subir, viene el agua"

Marta todavía no ha asimilado lo que vivió anoche de manera inesperada. Pasada las 18:30 horas volvía de trabajar de València hacia su casa de Silla pero nada más adentrarse en la pista de Silla pilló atasco. "Nadie sabía qué pasaba, estuvimos una hora y media esperando ahí atascados y en un momento dado los coches empezaron a dar la vuelta en dirección contraria".

"Gritaban: '¡Que viene el agua, no avancéis más que viene el agua!'", explica la joven de Silla. Cuando Marta intentó retroceder, como hacía el resto de vehículos empezó a notar los pies mojados. "Me asomé por la ventana y el coche de al lado tenía el agua ya por la rueda. Ahí empecé a agobiarme, el número de Emergencias 112 no cogía las llamadas y no sabíamos nada", explica. Entonces su pareja, que viajaba con ella le dijo que tenían que salir del coche. "Empezaban a darnos los coches de al lado que se movían por la corriente y nos dijimos: o salimos ya o no lo contamos. Estamos vivos de milagro".

La ratonera de la pista de Silla: “Dejamos los coches tirados y corrimos por nuestra vida”

Subieron al techo del vehículo pero al observar desde arriba la situación decidieron cruzar la pista de Silla y caminar hacia València. Pasaban ya las ocho de la tarde y recibieron un mensaje de alerta de la Generalitat Valenciana. "Estuvimos caminando por el arcén dirección València y vimos a gente que subía a un puente, a la altura de Sedaví", explica. "Nos dijeron que subiéramos, que venía el agua".

Nada más llegar arriba "se desbordó el agua de la medianera y la gente que estaba abajo pedía cuerdas para poder subir. A mucha no pudimos ayudarla", lamenta entre lágrimas. Allí se quedaron, en lo alto del puente hasta las ocho de la mañana, cuando "al no saber nada y pasar la noche muertos de frío decidimos bajar".

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Un autobús ha trasladado a decenas de personas entre los que había "niños pequeños" a la rotonda de la Avenida Ausiàs March de València (la de los Anzuelos) y allí han comenzado a buscar dónde podían ir. "Nos han dicho que no podemos volver a casa y al final un familiar no ha acogido. Ha sido horrible pero nosotros, pese a todo, lo estamos pudiendo contar. Había mucha gente ayer que no", dice Marta, todavía en shock por lo vivido.