Segundo día de desesperación en Benetússer: "No tenemos agua y ya nos falta comida"

“Acabo de ver el rescate de una niña de 4 años, está viva”, dice Sara García, periodista atrapada en el municipio, en su último mensaje de Whatsapp enviado esta misma mañana

Columna de gente procedente de los municipios de l'Horta Sud hacia València.

Columna de gente procedente de los municipios de l'Horta Sud hacia València. / JM López

David Laguía

David Laguía

Desesperación. Esa es una de las múltiples sensaciones, pero posiblemente la que mejor resume, lo que sentían muchos de los vecinos de Benetússer esta mañana. En buena parte del municipio siguen sin luz desde el pasado lunes, cuando el torrente de agua procedente del barranco del Poyo inundó sus calles y se llevaba por delante mobiliario y gran cantidad de vehículos. A ello se suman la falta de suministro de agua potable y gas… y también la aparición del pillaje en las calles.

Sara García, periodista de Levante-EMV, es una de las personas que se ha quedado atrapada en Benetússer. A última hora del lunes avisaba a sus compañeros de que su coche, aparcado en la calle, había desaparecido arrastrado por el torrente y que el agua ya alcanzaba la primera planta del edificio donde vivía. Tras más de 24 horas incomunicada al quedarse sin batería en el teléfono ni posibilidad de cargarla al no disponer de servicio eléctrico, ha logrado ponerse en contacto con el diario esta mañana a primera hora.

“Lo hemos perdido todo. Los dos coches de la familia. No tenemos todavía ni luz ni agua, ni gas. Ya nos falta comida. La comida de la nevera ya se está poniendo mala, y tampoco podemos ir a por comida porque no queda, la gente se lo ha llevado todo”, narraba a un compañero del diario desde el teléfono de un familiar a cuya casa había conseguido llegar y donde sí que se había restablecido el servicio eléctrico. Ahora mismo, según explica, los vecinos de Benetússer empiezan a sufrir la carencia de productos de primera necesidad como agua o alimentos -“comida que no haga falta cocinar, porque al no tener gas no podemos cocinarla”, sugiere la periodista-.

“Me he pasado toda la mañana limpiando el rellano de la casa de mi abuela, que vive en una planta baja de Parque Alcosa (Alfafar, limítrofe con Benetússer). Por suerte unos vecinos se la subieron”, relata en unas circunstancias en las que el drama de los rescates, dos días después de la explosión de la tragedia, se sigue viviendo: “Acabo de ver el rescate de una niña de 4 años, está viva”, dice en el último mensaje de Whatsapp enviado.

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