Colas en la única farmacia abierta en Alfafar: «Solo me quedaba una dosis»

La primera botica que ha podido reabrir tras la DANA para dar servicio a la zona está dispensando desde tiritas a insulina y medicamentos para crónicos 

Vecinos de Alfafar y Benetússer hacen cola para comprar en la farmacia La Tauleta, la única que ha podido abrir en la zona tras el paso de la DANA.

Vecinos de Alfafar y Benetússer hacen cola para comprar en la farmacia La Tauleta, la única que ha podido abrir en la zona tras el paso de la DANA. / V.C.M.

Voro Contreras

Voro Contreras

Alfafar, como sus pueblos vecinos de l’Horta Sud, es pura desolación. Las calles llenas de fango están invadidas por los muebles, enseres y objetos queridos que los vecinos están sacando de las viviendas y también de los comercios. No hay bares ni tiendas de comestibles ni peluquerías ni boutiques. Pero al menos, hay una farmacia, La Tauleta, la única -junto a otra botica de Massanassa- que está dando servicio desde el viernes a los residentes en la zona devastada por la DANA

«Nosotros nos hemos enterado porque nos lo han dicho en el ayuntamiento», comentaba ayer Antonio, un vecino de Benetússer que había acudido con su hijo para comprar las medicinas que les hacían falta como enfermos crónicos a él y a su mujer, que no puede salir de casa. «Me queda solo una dosis, la que me toca esta noche -explica Antonio-. Menos mal que nos han avisado de que podíamos venir aquí» 

Antes de él en la cola de espera, María, una vecina de Alfafar, también muestra el pastillero con sus dosis diarias de varios medicamentos a punto de finalizar. Y más atrás de la misma fila, pero ya en la calle una pareja espera su turno para adquirir la medicación contra el cáncer de un familiar y la insulina que necesita su vecina.

«Nos piden desde tiritas y cristalmina a medicamentos para crónicos», explica Carlos, uno de los propietarios de la farmacia La Tauleta. Fue el viernes cuando pudieron abrir las puertas del comercio por primera vez desde que el martes las lluvias torrenciales inundaran la localidad, provocando muertos y pérdidas incalculables. Por suerte para ellos y para los vecinos, los daños en esta farmacia fueron menores que en otras de la misma localidad y de Benetússer, con lo que han podido reanundar su actividad después de recuperar también el suministro eléctrico.

«Vamos a estar abiertos viernes, sábado y domingo hasta las ocho de la tarde», anuncia Carlos después de que en la cola que llega hasta la calle haya circulado el rumor que a las 14.30 horas La Tauleta echará la persiana.

Gracias a que el suministro eléctrico se había recuperado el viernes, los clientes de la farmacia pudieron pagar la compra tanto en metálico como con tarjeta bancaria. El único problema estaba en el mal funcionamiento del sistema de dispensación de las recetas médicas para los enfermos crónicos. Un problema, que, según apuntaba Carlos, no parecía ser exclusivo de su farmacia, sino que tendría que ver con el mal funcionamiento de las comunicaciones en la zona. 

Ante esto, los farmacéuticos estaban entregando a los pacientes el ticket de compra para que después pudieran reclamarlo al sistema público de Seguridad Social.

Mientras Carlos y su equipo atienden a los clientes en otra farmacia cerca de allí se afanan en quitar el barro y sacar estanterías y expositores al exterior. «No estamos vendiendo porque ni siquiera nos va la luz, pero si viene alguien a pedirnos algo que podamos vender, como tiritas o cristalmina o unas aspirinas, intentamos ayudarles», explica su propietaria. 

Una vecina de Alfafar muestra su pastillero.

Una vecina de Alfafar muestra su pastillero. / L-EMV

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