La noche en la que la Policía de Alaquàs rescató a 50 personas de la CV-36

Los agentes relatan como consiguieron evacuar a los atrapados trepando hasta las vías del tren

La Policía de Alaquàs cortó el acceso a la CV-36 completamente anegada.

La Policía de Alaquàs cortó el acceso a la CV-36 completamente anegada. / A.A.

Pilar Olaya

Pilar Olaya

La fatídica noche del 29 de octubre en el que se desbordó el barranco del Poyo inundando gran parte de l'Horta Sud sigue dejando historias propias de una película. La de ahora, por suerte, tuvo final feliz. Más que suerte, fue gracias a la labor de varios agentes de la Policía de Alaquàs, que decidieron dejar su término para poder ayudar, pero no se imaginaban que iban a llevar a cabo "el peor servicio" de sus trayectorias profesionales.

Han pasado más de tres semanas y ahora es cuando lo pueden contar, porque no esconden que les ha dejado "tocados" psicológicamente.

A Cristóbal, cuando entró en el turno a las 6 horas de la mañana, nada le hacía pensar que su servicio duraría más de 26 horas. "Seguimos el protocolo con dana, y llamamos a Chiva por la mañana y nos dijeron que estaba todo controlado. Ya por la tarde, sobre las 18 h vimos el barranco que llevaba agua, pero nada preocupante. Aún así, sobre las 19 horas recibimos una alerta de que un camión se había caído al barranco en la CV- 36 y decidimos acercarnos para ayudar".

La autovía desapareció por debajo del agua.

La autovía desapareció por debajo del agua. / A.A.

Lo que no se imaginaba es lo que iba a encontrar cuando llegó a la altura del puente de Macdonalds de Torrent. "Ya había entrado el agua en la autovía, porque había una especie de badén. Era de noche, no se distinguía el nivel del agua, y coche que entraba, coche que se quedaba atrapado. A un hombre dentro del coche le ayudamos a salir y decidimos cortar la autovía en tres puntos, para que ya no accedieran más coches".

Haciendo selfies en el puente

Vicente se quedó en el puente "desalojando a gente que estaba haciendo selfies", y con la ayuda de un policía nacional de Cádiz fuera de servicio, sacaban coches y los enviaban hacia atrás. "Me llamaron que había un coche con gente dentro, porque al poco el coche metió la parte trasera en el barranco. Yo solo rezaba para que en los coches arrastrados por la corriente, nadie se asomara pidiendo ayuda".

En otro lado, Jessica que quería ir a Alaquàs a casa de sus padres porque ya no podía acceder a su casa en Montserrat, cuando le dijeron que echara marcha atrás el coche ya no podía, se quedó literalmente flotando en medio. "Menos mal que vino un policía, me ayudó a salir, y ya a salvo me fui andando con mi mochila llorando hasta casa de mis padres. El coche lo he perdido, sigue allí, pero estoy viva gracias a ese policía. He pedido sus datos para acercarme a darle las gracias". Ese agente es Jose, que como el resto de sus compañeros, esa noche trabajó a destajo para ayudar a gente afectada por las inundaciones.

Esto pasaba en los accesos a la CV-36, pero Cristóbal y Juan decidieron ir hacia la autovía, para parar allí el tráfico. "Vinieron en contra dirección diciéndonos a todos que diéramos la vuelta. Fuimos también en sentido contrario, hasta lograr alcanzar una salida", relata Borja, uno de los conductores, que asegura le va estar eternamente agradecido a los policías.

El problema es que el agua "subió en apenas cinco minutos", tanto, que los coches ya no se podían mover. "Teníamos agua delante y detrás y estábamos atrapados con otras 50-60 personas. Escuchabas el ruido del agua del barranco y daba muchísimo miedo. Yo incluso llamé al comisario y pedí un helicóptero. Le pasé una foto de donde estábamos y le dije que esperaba que no fuera la última, porque sinceramente temíamos por nuestra vida".

En ese momento había que pensar como evacuar a todas esas personas. "Pensé en irnos por los campos de naranjos, pero, ¿y si se inundaban? Menos mal que no lo hicimos porque momentos después se convirtieron en ríos también". Fue entonces cuando un hombre le señaló el puente por el que transcurría las vías."Me dijo que si los bomberos nos tiraban una escalera podríamos subir. Entonces decidí acercarme con otros cinco hombres, rompimos el vallado y vi que podíamos acceder nosotros". Así, hicieron una cadena humana, sobre todo para ayudar a las personas mayores, y agarrándose a los arbustos consiguieron subir hasta las vías, y tras andar menos de un kilómetro, llegar hasta Torrent y ponerse a salvo.

Alaquàs inundada

Sin embargo, el servicio no había acabado. Cuando llegaron a Alaquàs vieron que unos barrios también se inundaron y no pararon de rescatar a gente. "En mis 30 años de profesión no he vivido nada así. Estamos preparado spara muchas cosas, pero no para algo así. Vamos a necesitar tratamiento psicológico seguro, yo no dejo de pensar que crucé por el puente que horas después se derrumbó", señala el veterano Vicente.

Cristóbal, que se llevó la peor parte, no considera que haya salvado a la gente. "Fue un trabajo en equipo", explica, aunque reconoce el alivio cuando logró que toda la gente subiera a las vías, tras previamente asegurarse que no había circulación de trenes. "Lo que quiero ya es pasar página, aunque es difícil porque vivo en la zona afectada de Albal, y mis padres en Aldaia", confiesa.

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