Picanya, un pueblo hecho de palabras que se levanta con literatura

Cientos de personas se reúnen en lo que fue la librería Passarella, frente al barranco y arrasada, en un acto organizado por la escritora Carmen Amoraga donde varios autores han donado sus libros para realzar el negocio

Cerca de 200 ejemplares se acaban en menos de dos horas en un acto que aglutina a autores de todo el país

Compra de libros donados por sus autores y autoras este viernes en Picanya.

Compra de libros donados por sus autores y autoras este viernes en Picanya. / Fernando Bustamante

Violeta Peraita

Violeta Peraita

Picanya

Justo enfrente de un barranco que fue bravo y desbordó el torrente de agua que bajaba a toda velocidad sobre el pueblo de Picanya aquel fatídico 29 de octubre, está la librería Passarella. Un negocio local y familiar que juntaba las historias de los autores con los lectores. Un establecimento que conocía toda persona del pueblo, porque además lo lleva una familia querida, Guillermina (Guille) Spiekermann, su marido Leonardo Miretti y sus hijos.

Ahora, el barranco es la huella de lo que el desastre dejó y lo que queda de aquel centro de recepción y reparto de literatura, Passarella, es un local diáfano, vacío. Un espacio que este viernes, sin embargo, estaba lleno. Era la presentación benéfica de la última novela de Carmen Amoraga, La Memoria Infiel.

Un acto ideado por la autora -"que se me ocurrió un día a las siete de la mañana y en minutos Guille ya me había dicho que sí", ha contado la escritora- y para el que ha donado decenas de sus libros con el objetivo de ayudar a la familia Miretti a que relancen su negocio. El anuncio de esta convocatoria corrió como la pólvora y más autores y autoras se sumaron para donar sus propios libros a la librería y venderlos este viernes.

Entrada a la librería Passarella, ahora arrasada por la dana. No cabía un alma en el acto de este viernes.

Entrada a la librería Passarella, ahora arrasada por la dana. No cabía un alma en el acto de este viernes. / Fernando Bustamante

No cabía un alma. Dentro de las cuatro paredes ahora vacías de la librería estaba Guille, Amoraga, la autora Rosario Raro y muchos vecinos y vecinas. También varios autores y autoras que también han aportado sus libros a la causa. Asistentes acabaron con los más de 200 libros donados en menos de dos horas que despachaban entre Leonardo y su hijo Nico. Además, en el acto había un QR para hacer donaciones y devolver a la vida la casa de los libros frente al barranco de Picanya, Passarella.

En una primera parte Rosario Raro presentó la novela de Amoraga, sin descuidar la catástrofe que han sufrido en Picanya, citando pasajes del libro donde la propia autora hablaba de consecuencias de una dana, que ante desastres en un mundo loco queda disfrutar, pasarlo bien. "Quien le iba a decir a Carmen, en 2020 que es cuando escribió el libro que esto iba a pasar", dijo Raro.

Presentación benéfica del último libro de Carmen Amoraga

Presentación benéfica del último libro de Carmen Amoraga / Fernando Bustamante

"Salvar una librería es una cosa enorme que hace gente pequeña"

A continuación Amoraga invitó a compañeros y compañeras escritoras a salir ante el público. Muchos asistieron a la convocatoria y otros mandaron sus mensajes desde la distancia. Estuvieron Javier Alandes, Sonia Valiente, Marga Quesada, Clara Fuertes, Amparo Serrador, Laura Riñón, Mamen Monsoriu, Joan Carles Martí, Cruz Sanchez de Lara, Rosa Grimaldo, Ángeles Valero, Juanjo Braulio, Susana Gisbert, Susana Fortes y José García Pastor, entre otros.

La librería Passarella ha vuelto a tener vida este viernes.

La librería Passarella ha vuelto a tener vida este viernes. / Fernando Bustamante

Hablaron todos, de cómo una librería vertebra una comunidad; animaron a comprar libros en Navidad; a apoyar a las pequeñas librerías; explicaron que los libros son revolucionarios porque nunca nos dejan y llamaron a la esperanza para empezar de nuevo. "Mucha gente pequeña puede hacer cosas muy grandes y salvar una librería es una de ellas", comentó Susana Fortes.

Un evento que ha contado con el catering, también solidario, de Triana con su Bonmenjar y con la ayuda e intendencia de la vecina, abogada y divulgadora, Aida Casanova. Decenas de personas conversaban en la acera antes de empezar, pues dentro del bajo no cabía un alma en el que ha sido el primer acto solidario para relanzar un negocio local con amarre y enraizado al municipio en este último mes. La iniciativa fue organizada por personas que viven en Picanya, que conocen y estiman a Guille y que también adoran la literatura. Ahora, queda mucho por hacer, pero los Miretti no pierden la esperanza.

"No sabemos cuándo podremos abrir"

"No sabemos cuándo podremos abrir, dependemos de muchas cosas. El local es alquilado y tienen que pasar peritos, gestionar seguros y recuperarnos económicamente", relata Leonaro Miretti. La familia ha perdido casa, negocio y coches. No solo Passarella de Picanya, sino otro local que gestionaba una de las hijas de Leonardo y Guille en Paiporta. Costará levantarse, pero este viernes Guille daba las gracias mucho y muchas veces en un acto que solo quiere ayudar a que vuelvan las letras y sea la literatura quien ayude, también, a salvar el pueblo de Picanya.

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