Un día de Navidad "atípico" entre voluntarios y militares en el barrio Orba de Alfafar
Los vecinos de los municipios afectados celebran "con pocas ganas" el 25 de diciembre más agridulce de sus vidas
Los restos de varias cajas de juguetes y papel de regalo recuerdan que hoy es el día de Navidad. Este es un 25 de diciembre "atípico" en la zona cero, repiten constantemente unos vecinos que hacen "de tripas corazón" para intentar trasladar a los más pequeños de la casa una alegría que se aleja del sentimiento colectivo. En las calles, el espacio en el que tradicionalmente un día como hoy jugarían los niños y niñas estrenando los juguetes que Papá Noel les ha traído lo ocupan voluntarios y militares que, incluso un día como hoy, continúan trabajando para ayudar a la recuperación de los municipios.
Bajo la supervisión del Teniente de Infantería del Regimiento Príncipe Número 3, una treintena de militares llegados voluntariamente desde Asturias, así como otros puntos de España, continúa retirando el barro que sigue acumulado en las calles. Lo hacen desde las 11:00 y estarán hasta las 18:30. Han rechazado compartir estos días con sus familias y venir a ayudar a Valencia "porque sabemos que aquí la gente lo está pasando muy mal".
"Es un poco raro no estar con nuestra gente en estas fechas, pero al mismo tiempo es muy gratificante ver la respuesta de los vecinos y saber que estamos ayudando a gente que lo necesita", comenta el militar, que detalla que la celebración será esta noche, cuando todos los miembros del Grupo Táctico se reunirán en Feria Valencia para compartir una cena "especial".
Cerca de 800 raciones de World Central Kitchen
Unos metros abajo, en una plaza peatonal del barrio Orba de Alfafar, donde debería de haber niños y niñas estrenando juguetes se encuentran una veintena de voluntarios repartiendo cerca de 800 raciones de comida que la oenegé del chef José Andrés ha cocinado para los damnificados para un día como el de hoy. "Hoy toca pollo guisado con verduritas" cuenta una de las voluntarias, un plato "especial" que distribuyen "entre todas aquellas personas que no van a poder preparar la comida en sus casas porque siguen sin cocina", señala la coordinadora del grupo.
Muchos vecinos se han visto obligados a cambiar de sede para celebrar la comida, como Mavi Peña, una vecina de los Alfalares de Alfafar cuya vivienda ha resultado gravemente dañada. Este año irán a casa de su madre "porque en la mía el agua superó los dos metros de altura y no tenemos nada. Ni cocina, ni mesas, ni sillas. Nada. Normalmente comemos todos los años aquí, pero conforme está la casa no es plan. De hecho, desde la dana estamos comiendo en la terraza sentados en cajas porque no tenemos nada".
"Voy con mi familia obligado, porque no tengo ganas de nada"
Por su parte, José Blesa y su mujer, Felicidad, comerán solos en casa con uno de sus hijos "porque no tenemos el cuerpo para fiestas". El matrimonio de Massanassa ha renunciado a comer con toda la familia y lo harán en su casa, aunque resultó gravemente dañada por la dana. "Tratamos de animarnos, pero es todo muy triste y al final las conversaciones siempre llevan al mismo tema", lamentan. Junto a ellos se encuentra Felipe Valenciano, un jubilado de Catarroja que se ha trasladado al municipio de l'Horta Sud para juntarse con sus seres queridos, aunque reconoce que lo hace "porque me han obligado, porque no tengo ganas de nada".
Este año Pilar y José se han visto privados del aperitivo que tradicionalmente degustan un día tan señalado como el de hoy. En su lugar, este matrimonio del barrio Orba está, como cada día desde hace dos meses, limpiando los desperfectos que el desbordamiento del barranco del Poyo provocó en la vivienda del padre de ella. La de este hombre es una de las muchas casas en plata baja que ha quedado totalmente inhabitable, lo que le ha obligado a trasladarse temporalmente con su hija.
Esta mañana continuaban trabajando en la reforma de la casa. "Aquí no paramos. No podemos perder ni un día porque queda mucho trabajo por delante. De momento no hemos cobrado ninguna ayuda y todo lo estamos pagando nosotros por adelantado. Ahora nos iremos a mi casa y comeremos los tres solos, porque el resto de la familia está en Riba-roja, pero están igual y hemos decidido no juntarnos porque no tenemos muchas ganas, y tenemos que arreglar nuestras casas. Esa es ahora nuestra prioridad con la situación que tenemos", explica el matrimonio.
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