Bar 'la dana': bocadillos contra el olvido en Alfafar
Sonia ha empezado de nuevo tras salvarse de morir ahogada con su hijo de ocho años el 29 de octubre y renombra su nuevo local, que regenta junto a su socia Loli, con la catástrofe como una herramienta de memoria: "Hemos sobrevivido a este desastre, estamos aquí y estamos vivos y eso es un símbolo positivo"

JM López

El menú del día ofrece crema de calabaza, pimientos rellenos, lasaña de berenjena, flamenquines de jamón y queso, salmón a la plancha y escalope de ternera. La carta oficial ha llegado esta semana, pues el bar lleva apenas un mes abierto y tiene un bocadillo con el nombre 'dana'. Todos los muebles y las herramientas de cocina, cafetera y vitrinas son donados. La solidaridad ha hecho que este proyecto nazca del lodo.

Bocadillo con el nombre 'dana' en el restaurante 'la dana' de Alfafar / JM López
Lo primero llamativo es el nombre. Una camina cerca del paso a nivel de Alfafar, conocido por las muertes evitables que acumula este punto negro del municipio de l'Horta Sud, y un rótulo avisa: "La dana bar catefetería". En redes sociales el nombre de este establecimiento ha causado algo de revuelo. Con todo, este local, que comienza una nueva vida en el tejido comercial de Alfafar tiene una historia y es símbolo de memoria y reconstrucción.
"Hemos puesto este nombre porque sobrevivimos a la dana. No es para reírnos como algunos lo están entendiendo. Hemos sobrevivido a este desastre, estamos aquí y estamos vivos y eso es ritual de memoria y homenaje", explica la mujer que regenta la cafetería, que se llama Sonia, junto a su socia, Loli. La carta tiene un bocadillo que se llama dana. También es una manera de no olvidar lo que sufrió este pueblo, y otros, por la riada.

Sonia y Loli decidieron abrir un bar en Alfafar tras sufrir los efectos de la dana y le pusieron 'la dana' como muestra de fortaleza. / JM López
El 29 de octubre
Sonia y Loli son los nombres propios que hay detrás del bar. Loli era clienta del anterior local que llevaba Sonia, que quedó arrasado por la dana. Sonia y su hijo de ocho años consiguieron salvar la vida esa tarde del 29 de octubre, al pillarles en el local a punto de cenar. El bar quedó arrasado pero Loli se encontró a Sonia por la calle y le propuso empezar de nuevo con un proyecto juntas. Abrieron hace un mes y la respuesta, dicen, ha sido muy positiva.
La historia de Sonia aquella fatídica tarde. La mujer lleva más de veinte años en Alfafar y hace dos se decidió a coger las riendas de un bar en la avenida Menéndez y Pelayo y aunque los inicios no fueron fáciles, poco a poco se hizo con sus clientes habituales que acudían a almorzar. Sonia, su marido y su hijo de ocho años llevaban unos meses viviendo en la parte trasera de la planta baja del local, al no encontrar vivienda asequible y porque había un espacio habilitado.
El 29 de octubre, el bar había cerrado ya y Sonia y su hijo se disponían a cenar. Puerta de cristal y persiana cerrada. Una vez sentados en la mesa, comenzó a entrar agua, mucha, rápida, sucia. "Le dije a mi hijo, cariño cálzate que vamos a salir a ver qué pasa", cuenta Sonia. No llovía, hacía buen día. No entendían por qué había tanta agua. En cuestión de cinco minutos el agua llegaba a su pequeño por las rodillas, Sonia tuvo que coger el hierro para abrir el toldo para romper el cristal de la puerta, meterse debajo del agua para subir la persiana y poder salir con todo el nerviosismo del momento. También el miedo, el desconcierto.
"Mamá, ¿nos vamos a ahogar?"
"Cuando abrimos la persiana vimos un mar con muchas olas. Me sujeté a un cable y cogí a mi hijo, con el agua casi por el cuello. En ese momento vino un coche y se puso atravesando la puerta. Lo moví no sé ni cómo y le dije a mi hijo, 'tenemos que salir de aquí'".
La fuerza del agua arrastraba a madre e hijo. Ella pudo agarrarse a una persiana con verjas y ahí el niño se le escapó por un momento, aunque consiguió cogerlo de nuevo. "Me preguntaba llorando, 'mamá, ¿nos vamos a ahogar?' yo le dije que me agarrara muy fuerte y si nos teníamos que ir, nos iríamos los dos juntos".
Intentaron avanzar andando pero el agua les arrastraba hasta que un vecino abrió la puerta de su casa, sacó una mano y los arrastro dentro al vuelo. "Nos salvaron la vida", dice ahora Sonia de Nuria y su marido, los sobrinos del propietarios del bar que regentaba entonces que sabían que ambos se encontraban en el local. "Nosotros gritábamos 'socorro' pero la fuerza del agua ahogaba también todo lo que decíamos", dice Sonia.
Casi dos horas para llegar a Alfafar
Lo perdió todo. Su negocio y su morada. Ahora viven en casa de sus cuñadas en Massamagrell mientras buscan algo en Alfafar. "Yo llevo muchos años aquí, no me quiero ir de aquí", dice Sonia. Levanta cada día a su hijo a las 5:30 horas de la mañana para coger el metro, luego un autobús y llegar a Alfafar, donde el niño acude al colegio, pues tras la dana no tiene coches.
Al final del local hay una pared donde Sonia ha colocado varias fotos de "sus ángeles de la guarda", de todas las personas que la han ayudado tras perderlo todo en la dana. Habla de Violeta, de su pareja, que quitaron barro del bar día sí día también. Salir en el programa Salvados de la Sexta hizo que mucha gente se volcara con ella, entre ellas Mariana, una mujer de Calicanto que tras verla en televisión no paró hasta encontrarla. "Me ha cogido de la mano y todavía no me ha soltado", dice Sonia. Hablan todos los días.
Una comunidad del día a día
El peor momento de su vida, del que habla con lágrimas en los ojos, le ha traído también una realidad cristalina que quizá en otra circunstancia no hubiera podido identificar: los clientes que hizo en su anterior bar la quieren y van donde esté ella. Muchos acuden ahora a 'la dana' para tomarse el café y almorzar. Como Javier, que pide un cortado en barra y otro señor que se toma su bocadillo de almuerzo diario.

Sonia y Loli en el bar 'la dana' de Alfafar que abrieron tras la catástrofe y como muestra de fortaleza: "La dana no ha podido con nosotras" / JM López
También María, una camarera que estaba con ella en la etapa anterior y ha rescatado para este nuevo proyecto. Ella le dice a Javier que le conoce y él contesta que no. "¿Cómo que no? ¿A que todos los días te pedías un medio bocadillo, pero medio medio?", le pregunta. "Ah, pues sí sabes quien soy, sí", contesta el hombre. Acto seguido coge el teléfono y habla con un amigo que le acompañará en unos minutos. "Sonia, esta xica sap fer cremaets?", le pregunta a la 'jefa'. "Sí, sí, y sino te lo hago yo", contesta Sonia.
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