La dana 'destapa' un cementerio cerámico en el Parc Natural del Túria
Empresas locales vertieron de manera indiscriminada durante décadas toneladas de moldes, azulejos y escombros que fueron sepultados bajo capas de varios metros de tierra

Ana de los Ángeles

Alimentado de manera clandestina durante décadas y ocultado sobre distintas capas de grava y arena, la dana ha destapado una de las mayores vergüenzas de la que históricamente ha sido víctima el Parc Natural del Túria: el vertido indiscriminado de residuos. En pleno paraje natural y a lo largo de varios kilómetros del término municipal de Manises, los grandes socavones que el torrente de agua ha ocasionado en el paisaje han sacado a la luz el macrovertedero cerámico que en su día llegó a ser este preciado paraje que hoy goza de la máxima protección ambiental a nivel autonómico.
Manises está considerado como cuna de la cerámica y su relación con este material se remonta a siglos atrás. Sin embargo, la historia de este cementerio comienza a inicios de los años 50 y continúa durante varias décadas, hasta poco antes de los 2000. Eran tiempos en los que València y su área metropolitana se encontraban en pleno proceso de crecimiento y expansión, por lo que para vecinos como Voro Espí, histórico vecino del barrio de San Francisco, era más que habitual ver máquinas que acudían al parque natural para abastecerse de grava y arena que posteriormente se empleaba en la construcción de viviendas e infraestructuras.
Un secreto a voces
Fruto de la cantera improvisada que se instauró a los pies del Túria surgieron grandes socavones, algunos de ellos de varios metros de profundidad. Unos hoyos que fueron aprovechados por muchas compañías locales y de los municipios de alrededor para arrojar los residuos y el material defectuoso del que querían desprenderse ante la indiferencia de las distintas administraciones con competencias en el terreno, que hacían la vista gorda a golpe de chequera, según sospecha el residente. "Era otra época y las cosas funcionaba de manera distinta", contextualiza.

Cientos de azulejos triturados y enterrados sobre una amplia capa en el Parc Natural del Túria. / Ana de los Ángeles

Un jarrón cerámico defectuoso arrojado en pleno parque natural. / Ana de los Ángeles
El vertido indiscriminado de residuos - principalmente restos de cerámica, moldes, azulejos, ladrillos y tablones - era un secreto a voces entre los residentes de este municipio. Así lo corrobora Espí, quien explica el modus operandi de los autores: "Las empresas contrataban a carreteros para que recogieran los escombros y luego venían aquí y se desprendían de ellos". Eso las fábricas más humildes, ya que otras tenían directamente una concesión de explotación del terreno, lo que les permitía arrojar deshechos a su antojo evidenciando la complicidad de las administraciones en aquel momento.
Cientos de azulejos triturados
Esta mecánica se produjo de manera continuada durante años llegando a modificar algunos tramos del paisaje, en los que la superficie se llegó a elevar varios metros de altura. Esto es porque "primero arrojaban todos los escombros y cuando terminaban los cubrían arrojando tierra", cuenta el vecino. Tras la declaración de este enclave como Parque Natural hace dos décadas se decidió poner fin a esta práctica cubriendo toda la superficie con una última capa de arena que ahora hacía de ruta por la que cada día pasean decenas de vecinos, turistas y ciclistas.

Restos de moldes y escombros enterrados en el Parc Natural del Túria. / Ana de los Ángeles

Decenas de azulejos defectuosos arrojados en el Parc Natural del Túria. / Ana de los Ángeles
Ahora, los desprendimientos de tierra provocados por el agua que descendió por el río la tarde noche del 29 de octubre ha sacado a la luz todas estas capas. De hecho, al pasear por la Partida del Racó por el recorrido bautizado como la Ruta de les Masíes se pueden distinguir algunas de ellas formadas por restos de cientos de azulejos triturados formando capas de hasta más de medio metro de espesor.
Pese a que no ha sido la única compañía en hacerlo, muchas de estas "rajoles" son propiedad de Cedolesa, una popular empresa azulejera de la localidad que en sus mejores años llegó a contar más de medio millar de empleados distribuidos en las distintas fábricas que tenía en Manises, la más grande de ellas conocida como el Barranquet ubicada en el polígono industrial que recibe este mismo nombre.
Continúa el vertido de escombros
El descubrimiento de estos restos, un hecho que podría considerarse anecdótico e incluso elevarse a la categoría de histórico, debería servir de aprendizaje "porque no deja de ser una atrocidad medioambiental", afirma Espí. "Esto es un espacio natural, pero mucha gente lo trata como si fuera un vertedero", lamenta.

Escombros de obra en el Parc Natural del Túria tras la dana. / Ana de los Ángeles

Indicacioones de "prohibido tirar escombros" en una zona privada en pleno parque natural. / Ana de los Ángeles
Tanto es así que apenas cuatro meses después de que la riada arrasara con el entorno, montañas de escombros vuelven a aparecer en pequeños vertederos improvisados en el parque natural que se entremezclan con las cañas, ramas, árboles y residuos que fueron arrasados por el agua. Un hecho que demuestra que todavía la labor de concienciación que queda pendiente para la ciudadanía y que urge a las administraciones a incrementar los controles y las sanciones para evitar repetir los errores del pasado.

Voro Espí en el Parc Natural del Túria. / Ana de los Ángeles
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