El 'oasis camper' que se salvó de la riada entre Aldaia y Alaquàs

Una zona de aparcamiento de autocaravanas en alto esquivó la inundación junto al barranco de la Saleta y sirvió durante los primeros meses como refugio de voluntarios de toda España y de otras partes del mundo

Las vías del tren hicieron de dique de contención de la cantidad de coches que flotaban en un agua a toda velocidad y no llegaron al descampado

Las vías y un 'oasis' de naranjos salvaron de la dana a un aparcamiento de autocaravanas de Aldaia

Violeta Peraita

Violeta Peraita

Violeta Peraita

Aldaia

Entre Xirivella, Aldaia y Alaquàs, en medio de zonas industriales e intersecciones de caminos intercomarcales hay una salida de una rotonda que lleva a una área de aparcamiento de autocaravanas. Es un día soleado del final del invierno y una pareja de extranjeros, rubios y altos, salen con dos bicicletas del recinto. Mientras, una niña, también rubia y con un triciclo pequeño da vueltas por la explanada de esta zona, donde aparcan a los lados decenas de autocaravanas.

Han pasado cuatro meses desde la dana y el espacio está impoluto, a excepción de las vallas, provisionales, que dan directamente a unas vías de tren en reconstrucción y lindan con zonas de huertas próximas al barranco de la Saleta. Este área de aparcamiento de autocaravanas y 'campers' es un 'oasis' en una zona inundable. Un punto seguro dentro de una de las zonas más arrasadas por la catástrofe.

Fernando y Sonia, los dueños del negocio de aparcamientos de autocaravanas en Aldaia que se salvaron de la dana.

Fernando y Sonia, los dueños del negocio de aparcamientos de autocaravanas en Aldaia que se salvaron de la dana. / V.P.

La área camper de Aldaia solo llegó a tener entre 10 y 15 centímetros de agua el 29 de octubre. Fue una isla en medio de la destrucción absoluta. Aquella tarde, los dueños de este espacio que ahora va a cumplir un año desde su inauguración, Fernando y Sonia, cerraron la oficina a las 20 horas y se fueron a su casa en l'Eliana. No llovía. En el solar que regentan con espacio para 50 casas portátiles había 16 autocaravanas aparcadas con turistas dentro, la mayoría extranjeros que no hablaban español. Había unas 40 personas.

"Lo primero que pensé es que se había roto una tubería"

En un momento dado el único cliente que hablaba español les llama y les pide que abrieran las compuertas para poder salir, pues se había ido la luz y estaba llegando mucha agua. "Se está inundando la campa", le dijeron a Fernando por teléfono. "Lo primero que pensé es que se había roto una tubería". "¿De una tubería?", preguntó. "No, no, viene de la calle", le contestó el cliente. Simultáneamente su sobrina le hizo llegar un vídeo de Bonaire, con un metro y medio de agua en los locales. "Vi contenedores flotando, mucha agua. Ahí me asusté". Eran casi las nueve de la noche.

El área de autocaravanas junto a la vía de tren de Aldaia, cercana al barranco de la Saleta.

El área de autocaravanas junto a la vía de tren de Aldaia, cercana al barranco de la Saleta. / V.P.

Fernando y Sonia activaron las alarmas en la zona de aparcamiento de campers que regentan e indicaron al cliente dónde encontrar las llaves del portón. "Hicimos sonar las alarmas y le dijimos al cliente que hablaba español que indicara a la gente que saliera hacia València, no a Aldaia y Torrent, pues se quedarían atrapados". Solo una de las autocaravanas decidió dejarla allí para ir a buscar otro coche que tenía fuera hasta las cuatro de la mañana, cuando al bajar el nivel del agua dejó el recinto. El resto, tras despertarse sobresaltados con las sirenas, salieron de la campa y se refugiaron donde pudieron.

"La vía del tren nos hizo de dique"

A la mañana siguiente, Fernando y Sonia llegaron como pudieron hasta allí. El entorno era desolador y una capa gruesa de barro cubría todo el suelo. Era muy pronto, esa noche no durmieron. "Cuando llegamos había ocho de las dieciseis autocaravanas esperándonos para pagarnos", dicen sorprendidos. Solo pensabamos: "¿Cómo habéis podido entrar?".

Después de ese momento, progresivamente fueron siendo conscientes de la magnitud de lo que había ocurrido muy cerca de su negocio. "La vía del tren nos salvó, hizo de dique donde se acumularon todos los coches que flotaban y al otro lado todo lo que arrastró el agua se quedó en los campos. Nosotros nos quedamos en el medio", cuenta Fernando, quien recuerda que cuando fue a alquilar el lugar hace casi un año el dueño le dijo que la zona era inundable, pero que este punto en concreto estaba más alto. "Pensé que si algo grave pasaba sería dentro de mucho", recuerda.

No durmieron esa noche, ni tampoco fueron conscientes del desastre hasta que a media mañana del día 30 pararon de limpiar para ir a comprar comida a Aldaia. "Llegué y me quedé en shock. No quedaba nada", dice Fernando.

A partir de ese momento, cuando recuperaron el agua después de 17 días, se convirtieron en refugio para los voluntarios y voluntaras que venían en autocaravanas. "Venían de Andalucía, Cataluña, País Vasco, Holanda, Alimania e incluso una pareja de finlandeses que eran fontaneros", explican.

Ahora, cuatro meses después de la riada que arrasó, entre otras comarcas, con la de l'Horta Sud, el aparcamiento camper de Aldaia de Fernando y Sonia vuelve a funcionar con normalidad. Una pareja de belgas que comparte un café con sus vecinos, que vienen de Países Bajos, explicaban a este diario que antes de venir de viaje a València sabían lo que había ocurrido. De hecho, señalan que fue un youtuber holandés quien les animó a venir a la zona afectada. "Pensábamos que València entera estaba inundada pero vimos en el vídeo que esta gente necesitaba que viniéramos para volver a levantarse tras la barrancada. Por eso vinimos a Aldaia. En vez de cocinar en las autocaravanas intentamos salir a comer todos los días para ayudar a la reconstrucción", dice esta turista.

De hecho, uno de los problemas que tuvieron Fernando y Sonia cuando volvieron a reanudar la actividad después de que el Ejército retirara todos los coches apilados junto a su campa el 31 de diciembre ("fue nuestro regalo de Navidad", dice la pareja), es que Google Maps consideraba que esta zona estaba inundaba y así lo indicaba a los usuarios que buscaban el parking. "La gente no venía porque pensaba que estábamos sin funcionar, pero después de pedirlo lo cambiaron y entre eso y los youtubers neerlandeses, hemos vuelto a ponernos en pie", concreta este hombre, al que los turistas saludan al salir.

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