La fallera mayor infantil que salvó su indumentaria del barro en Picanya

«Cuando reventó la puerta fui directa a subir arriba lo que pude para salvar las piezas», cuenta la madre Leyre Moreno Navarro

La familia vive a los pies del barranco del Poyo a su paso por el municipio de l'Horta Sud

Leyre Moreno, vestida de fallera en el entorno embarrado de su casa.

Leyre Moreno, vestida de fallera en el entorno embarrado de su casa. / L-EMV

Violeta Peraita

Violeta Peraita

Picanya

La casa de la familia de Leyre Moreno Navarro, la fallera mayor infantil de Picanya, ha salido probablemente en casi todos los telediarios. A pie de barranco en Picanya, sufrieron en primera línea las consecuencias de la devastadora dana que asoló la comarca de l’Horta Sud, entre otras, el pasado 29 de octubre. A la orilla del Poyo a su paso por el municipio vive la que es este año fallera mayor infantil de Picanya, Leyre Moreno, de 11 años y de la comisión Vistabella. La dana no pudo con ellos y está por fin cumpliendo su sueño fallero pese a todas las dificultades a las que se han enfrentado en los últimos meses. Sobre todo a una incertidumbre constante de qué pasaría cuando llegáramos al mes de marzo. 

La casa de Carmen y Leyre, a los pies del barranco, tras la barrancada.

La casa de Carmen y Leyre, a los pies del barranco, tras la barrancada. / L-EMV

En el horizonte más próximo, una semana que intentará ser lo más normal posible, dentro de la profunda recuperación (física y emocional) en la que está sumida Picanya. Carmen, la madre de Leyre, explica que a pesar de que el agua reventó por completo toda su casa, pudo salvar la indumentaria que tenía en un burro de una habitación en el primer piso, que quedó totalmente enfangado. El traje, por suerte, estaba en la modista.

"Solo recuerdo el ruido atronador"

Carmen relata una noche agónica, de «horror», con un ruido «atronador» que vino de la nada. Unas horas en las que verdaderamente tuvieron miedo a morir. Esa tarde en casa estaba ella, su hermano José y su madre Carmen. Su hija estaba en clase de repaso al otro lado del puente que colapsó y que conectaba los dos núcleos de Picanya.

«Cuando fui a ir a recogerla, el puente se desbordó». No pudo pasar y comenzaron a intentar tapar las puertas pues empezaba a entrar un poco de agua en la planta baja, pero en un momento dado escuchó «Carmen, corre». Su hermano José la avisó de que la puerta había explotado y el agua entraba a una velocidad bárbara. «No recuerdo cómo llegué a la escalera. Solo la estampida, el ruido atronador». Se subieron al segundo piso, pero antes, Carmen entró en una habitación donde tenía la indumentaria en un burro y una cómoda y cogió todo lo que pudo.

«Empiezo a subir todo lo que veo arriba, es un reflejo, si llegamos a perder todo este año, que Leyre es fallera mayor infantil, ¿qué hacemos?», ante la insistencia de su hermano, subió rápidamente al segundo piso, donde pasaron una noche horrible. Leyre, la fallera mayor infantil, se quedó en casa de una familiar que la pudo recoger a tiempo de la academia de las tardes y no volvieron a verse hasta la tarde del 30 de octubre. «Pensaba en mi hija, la indumentaria que tenemos es única y se iba a perder», dice Carmen.

El exterior de la casa de Carmen y Leyre, después de la riada.

El exterior de la casa de Carmen y Leyre, después de la riada. / L-EMV

Cuando pudo hablar con la niña de 11 años por teléfono «solo me preguntaba si todo estaba bien, qué tenía y qué se había perdido pero yo, sinceramente, no sabía qué contestar», recuerda. Poco a poco han ido sabiendo qué iba a pasar con las Fallas de este año y si de alguna manera van a vivir estas fiestas tan especiales para Leyre será con «emoción». El 16 de noviembre celebraron como se pudo la presentación y Leyre lució su traje. Ahora, en marzo, la agenda ya está más que apretada. «Ella lo vive mucho, con ilusión, vamos a intentar que podamos disfrutarlas con normalidad», concluye.

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