La imagen que te lleva al 29-0 cinco meses después

Un coche permanece aún dentro del restaurante el Anzuelo de Catarroja totalmente arrasado que recuerda la dureza de la catástrofe sufrida

Coche dentro de un local destrozado en Catarroja cinco meses despué

Pilar Olaya

Pilar Olaya

Pilar Olaya

Hoy se cumplen cinco meses de la barrancada que arrasó l'Horta Sud. El peor enemigo es el tiempo, lo borra todo, y ya con el barro desaparecido de las calles y la mayoría de servicios esenciales repuestos, cuesta hacer memoria y recordar que la comarca ha sufrido la peor catástrofe natural de su historia, con 227 víctimas mortales y con la mayoría de infraestructuras dañadas. Caer en el olvido es precisamente uno de los mayores temores de los residente de l'Horta Sud, pero aún se pueden encontrar zonas "vírgenes", donde no ha entrado ninguna máquina y que se encuentra tal cual amanecieron el 30 de octubre.

Unos de esas fotografías se encuentra en Camí Reial 128, en el límite entre Catarroja y Albal. Allí se encontraba el restaurante Anzuelo o más conocido como Arantxa 2, donde no hace mucho se podía comer un arroz o unos calamares. Ahora en su lugar, hay un coche bajo un techo derruido, unas paredes desaparecidas y rodeado de escombros y otros enseres, hasta una silla de playa, arrastrada por la corriente.

El antes y después.

El antes y después. / L-EMV

Cuesta creer que 150 días después sigan existiendo estas situaciones. Pero a los dueños de este bar les ha tocado la peor parte. Se ha decretado peligro de derrumbe y hay que derribar el inmueble, lo que requiere un proyecto de derribo con sus correspondientes permisos, algo más costoso en el tiempo y también en el bolsillo, por lo que es normal que se esté esperando a recibir la indemnización del seguro para iniciar los trabajos. Del mismo modo, por ese peligro de derrumbe, no puede entrar ninguna grúa a retirar el vehículo, que ya se considerará residuo urbano y que automáticamente dará de baja la DGT, después de que su propietario haya cobrado la indemnización del consorcio de seguros.

Un barranquet divisorio

Esta zona, en el límite entre Catarroja y Albal ha sido una de las más castigadas, precisamente por a presencia de un barranquet, que justo el año pasado se decidió por ambos consistorios que se taparía, para evitar los malos olores y las plagas denunciadas por el vecindario debido a la maleza que crecía. Maleza que ya no existe, el agua se la llevó, y los ayuntamientos deberán sentarse de nuevo para buscar una solución conjunta a la zona.

El coche en medio de escombros.

El coche en medio de escombros. / P.O.

Aunque la vuelta a la normalidad es el gran anhelo en la comarca, no está de más seguir teniendo fotografías reales como esta, para recordar que aún queda mucho por hacer y que va a costar mucho pasar página.

Tracking Pixel Contents