Las pasadas lluvias provocan una fuga de aguas residuales entre Catarroja y Albal

Catarroja y Albal están tratando de solucionar una fuga de aguas residuales originadas en el conocido como barranco de Pelayo que comparten, aunque en verdad se trata de una canalización más propia de una acequia que de un barranco.

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Las fuertes lluvias de este martes han sido las causantes de esta fuga, que por desgracia no es nueva, y se debe a la falta de capacidad del colector de pluviales de Albal. Cuando se produce un exceso de aguas, éste alivia en el conocido como barranco de Pelayo. Algo que siempre ha ocurrido y que no provocaba molestias entre los vecinos ya que se hacía de forma subterránea. El problema es que con la barrancada, el agua se llevó todo a su paso y dejó al descubierto este canal. Esto hace que ese alivio de agua se produzca a la vista de todos, como si de un géiser se tratara, y además con el agravante que el arrastre de tierra más el depósito de enseres y otros residuos ha hecho que es cauce pierda su inclinación natural y el agua se quede estancada, provocando malos olores y molestias en el vecindario.

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Es por eso que el Ayuntamiento de Catarroja mantiene en el lugar dos chuponas que constantemente están sacando agua, y la intención es volver de llenar de tierra el cauce para al menos recuperar la pendiente y el agua siga su curso natural. Un problema que afecta a varias administraciones, no solo a los Ayuntamientos de Albal y Catarroja, sino también a la Dirección General del Agua, a la Emshi, a la Epdar, incluso a Adif, ya que las vías están próximas y podrían afectar. Es por ello que desde el consistorio se ha planteado una reunión con la Dirección General del Agua para poder crear una mesa de trabajo y acordar medidas conjuntas para dar una solución definitiva a este problema.