Benetússer
Un Nobel en un instituto de la zona cero al alumnado: "La ciencia se hace en equipo"
Los premios Jaume I llevan al premio Nobel en Medicina en 2011, el francés Jules Hoffmann y las científicas premiadas en los Jaume I María Vallet y Anna Maria Traveset, a conversan con el alumnado del IES Maria Carbonell de Benetússer, que sufrió la dana de lleno el pasado octubre

J.M. López

El instituto IES María Carbonell de Benetússer, un municipio de l'Horta Sud afectado de lleno por la dana del pasado octubre, tiene una pancarta gigante en lo alto del 'hall' donde se puede leer: "Lo mejor de volver es volver a vernos". El centro retomó las clases cincuenta días después de la barrancada, el 18 de diciembre y cinco meses más tarde, el instituto acoge la visita de un premio Nobel y dos mujeres premiadas en los Jaume I, todos ellos científicos de distintas áreas.
El encuentro se imparte en un aula que está a rebosar. Esta mañana, el IES de Benetússer ha recibido, en el marco de los Premios Jaume I, al premio Nobel en Medicina en 2011, el francés Jules Hoffmann, cuyos hallazgos abrieron nuevas vías de tratamiento para el cáncer y las enfermedades raras, siempre ligados al estudio de la inmunología.

El premio Nobel Jules Hoffmann (Medicina 2011) en Benetússer esta mañana. / José Manuel López
Al estudioso le han acompañado dos mujeres referentes en la ciencia española galardonadas por los premios Jaume I: Anna Maria Traveset, bióloga del CSIC en el Institut Mediterrani d’Estudis Avançats (Imedea) de Illes Balears, Jaume I de Protección del Medio Ambiente 2018 por sus estudios sobre la interacción de animales y plantas en los ecosistemas; y la catedrática de Química inorgánica de la Universidad Complutense de Madrid, María Vallet, Jaume I de Investigación Básica 2018 por sus trabajos pioneros en el campo de los nanomateriales cerámicos mesoporosos que tienen diversas aplicaciones biomédicas como la lucha contra el cáncer.

Visita del premio Nobel Jules Hoffmann a un instituto de la zona cero de la Dana junto a Ana Maria Traveset, Jaume I de Protección del Medio Ambiente 2018 y María Vallet, Jaume I de Investigación Básica 2018. / José Manuel López
Lo primero: "Venimos para veros, para saber cómo estáis", han dicho los estudiosos en su primer turno de palabra. La introducción ha corrido a cargo de Helena González, de Big Van Ciencia inaugura la jornada hablando de cómo la modificación genética puede dar "superpoderes". Desde que las cuchillas salgan de las manos de Lobezno hasta la regeneración de los nudillos de ese superhéroe. También de cómo cogiendo células de las medusas que brillan en la oscuridad se pueden inyectar en pacientes con metástasis para identificar las células cancerígenas que se mueven por el cuerpo. Método Crispr, se llama.
Después, se ha abierto un espacio de preguntas y respuestas. Los jóvenes, al principio tímidos, han ido cogiendo la palabra para preguntar al premio Nobel y a las científicas "¿si tuvierais nuestra edad, qué os dirías, volveríais a dedicaros a la ciencia?; ¿Por qué decidisteis estudiar vuestro campo?; ¿Después del Nobel, fue más fácil conseguir financiación?; ¿os arrepentís de algo en vuestra carrera?".

Un chaval hace una pregunta durante la joranda en el IES de Benetússer. / José Manuel López
"La ciencia es un camino difícil, pero vale la pena"
Durante sus respuestas, Hoffmann, Vallet y Traveset han contestado que la ciencia es tan apasionante como difícil, "pero vale la pena". Han mencionado la falta de financiación, sobrevolando la complicada situación que se vive en Estados Unidos con el gobierno de Trump y su recorte en inversiones a la investigación. Han resaltado, como mensajes principales, que "la ciencia se hace en equipo" y que los grupos de científicos de distintas áreas son estupendos para enriquecer y desarrollar una pesquisa. Los puntos de vista son distintos y cada persona aporta algo. Ah, y una cosa más; "la curiosidad mueve el mundo".

El premio Nobel de medicina de 2011, Jules Hoffmann en Benetússer / José Manuel López
Los tres científicos se definen como curiosos desde nacimiento. Su afán por saber, conocer y después divulgar sus descubrimientos les ha hecho aportar su granito de arena en el avance científico para mejorar la vida de la gente y ese es el espíritu, el de "saber por qué", que han transmitido al alumnado en su charla.
"Un santo pequeño en una catedral enorme"
Hoffmann ha señalado que a pesar de que él fue quien ganó el Nobel, en su laboratorio trabajaban cincuenta personas y él solo era "un santo muy pequeño en una Catedral enorme". Les costó más de veinte años conseguir financiación y los últimos proyectos los están desarrollando con China, pues Trump se ha cargado el organismo con el que trabajaban en los Estados Unidos.
Ana Vallet y Anna Maria Traveset han destacado, por su parte, y a la pregunta de si recibir premios ayuda a conseguir financiación, que más que financiación, los premios dan visibilidad y abren puertas a otras oportunidades, pero también han resaltado que "hay mucha gente que trabaja mucho, muy duro, colabora en avances muy importantes y nunca le dan un premio".

Anna Maria Traveset, durante su intervención. / José Manuel López
Con la censura del gobierno de Trump a la investigación y el recorte a la financiación a proyectos científicos sobrevolando la sala, con comentarios reiterados del Nobel en Medicina de 2011, Hoffmann, Vallet y Traveset han puesto en valor el papel de la ciencia y los avances que permiten ir más allá y han animado al alumnado a coger el testigo de las próximas generaciones.

María Vallet, Jaume I de Investigación Básica 2018 en Benetússer. / José Manuel López
El cambio climático, la censura de Trump y las alergias
En un momento dado, una mujer del público ha tomado la palabra, era Susana García, catedrática en Edimburgo, Escocia y experta en cambio climático y jurado en los premios Jaume I. Ha sobrevolado las emisiones de CO2 y su impacto en la tierra y ha puesto de manifiesto que los avances científicos sirven, también, para idear sistemas que minimicen la transfusión de CO2 a la capa de la tierra. Con todo, ha reiterado una máxima: "No penséis que no es importante el poder de trabajar en equipos multidisciplinares. Se hacen otras preguntas y se llegan a otras conclusiones.
También ha tomado la palabra Mariana Castells, catedrática de la Universidad de Harvard, que ha lamentado la situación que viven en Estados Unidos con los últimos movimientos censores del presidente Trump, pero también ha puesto el acento en la inmunología que estudia el nobel Hoffmann. "Desde la prehistoria hasta ahora, cada vez tenemos menos contacto con cosas peligrosas, lo que hace que nuestro sistema inmunológico no esté expuesto. Se dice que está aburrido y por eso surgen, entre otras cosas, las alergias. Porque el cuerpo detecta el polen, el polvo, los cacahuetes como una amenaza, algo peligroso. Reacciona como si estas cosas fueran malas cuando no tendrían por qué", ha señalado. Por eso, ha aventurado que cada vez habrá más alergias, porque el sistema inmune no se expone a tantas cosas.
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