Vivienda
Comprar un piso en la zona cero: "La mayoría son pequeños, para reformar y caros"
Los jóvenes de l'Horta quieren vivir en su municipio, pero los altos precios y la poca oferta hace que sea una misión complicada

Los propietarios ya no cuelgan carteles de "se vende" y las inmobiliarias son prácticamente la única opción. / Levante-EMV

Comprar un piso en tu pueblo cada vez es más difícil. Muchos jóvenes desean realizar su proyecto de vida en su municipio, pero la gran demanada, unida a la poca oferta y la tendencia al alza del mercado inmobiliario, hace que sea una misión muy complicada, a veces imposible. "Nos vamos a ir a mirar a otras zonas, por aquí no encontramos", expresa Ana S., una joven de Sedaví que está buscando piso con su pareja.
"Inicialmente estábamos buscando una casa, pero los precios están desorbitados, a más de mil euros el metro cuadrado de casas que están para derribar y reformar. Si te descapitalizas para adquirir la casa, luego no puedes reformar", explica. Con este panorama, la pareja está buscando pisos, pero la situación no mejora: "la mayoría de pisos son pequeños, para reformar y caros", afirma.
Otra opción que se planteaba la pareja era adquirir un solar y comprar una casa prefabricada, pero según la Ley Hipotecaria de 2019 no se permiten hipotecar los solares, por lo que hace más complicada esta alternativa. "Así solo pueden edificar las promotoras".
Vivir con los padres, la única opción de muchos jóvenes
Fran S. vivía en un piso de alquiler en Paiporta, pero tras separarse de su pareja le tocó volver a casa de sus padres en el Barrio del Cristo (Aldaia) y, actualmente, no encuentra piso. "Una vivienda aceptable de segunda mano te cuesta 200.000 euros, por lo que necesitas tener un 33 % ahorrado. La gente joven no disponemos de 60.000 euros", lamenta Fran. Además, se suman otras otras problemáticas en su búsqueda de piso: "siempre he soñado con comprarme un piso de obra nueva y esto es prácticamente imposible, o porque no hacen o porque las que hay están a un precio desorbitado para lo pequeños que son".
Asimismo, otro de los retos a los que se enfrenta es que para encontrar un piso a la venta "tienes que enterarte de boquilla". "La gente ya no se atreve a poner carteles anunciando que el piso está a la venta por miedo a la okupación. De este modo, solo puedes enterarte con el boca a boca o en las inmobiliarias, pero con las inmobiliarias todavía tienes que hacer frente a más gastos, entre un 3 % o un 5 %", añade. "Así que mi única opción a mis 33 años es seguir viviendo en casa de mis padres". Esta es la realidad de muchos jóvenes que se ven obligados a retrasar la edad de emancipación.
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