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El tsunami de 4.600 m3/s que arrasó l'Horta Sud

La declaración del presidente de la CHJ relata el caudal del Poyo y l'Horteta que confluyó en Torrent y recorrió la zona cero

La tragedia de la DANA en Torrent desde el aire

AT

Alfredo Castelló

Alfredo Castelló

La declaración como testigo del presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar Miguel Polo ante la jueza que instruye el caso de la dana, no solo confirma el tsunami que golpeó Torrent el 29 de octubre de 2024, sino que eleva las cifras (algunas estimativas estonces) que en su momento trasladó la propia CHJ. "Si solo hubiera habido 1.600 m3/seg en el barranco del Poyo no hubiera pasado prácticamente nada de lo que vimos. La gravedad fueron los 2.000 m3/seg de Horteta y los 1.000 m3/seg del Gallego", declaró el responsable del organismo de cuenca ante el Tribunal de Instancia 3 de Catarroja.

En la memoria colectiva quedará el catastrófico daño que causó el desbordamiento del barranco del Poyo a su paso por l’Horta Sud, desde Torrent hasta Catarroja. Un tsunami de agua, barro y cañas que llegó procedente de aguas arriba, del tormentón que cayó en Chiva con más de 491 litros por metro cuadrado.

Torrent fue el primer municipio de l’Horta que golpeó el Poyo. La última medición tomada por uno de los sensores de la Confederación Hidrográfica del Júcar antes de ser engullido por el agua, cifró el caudal que transportaba el barranco en cerca de 2.300 metros cúbicos por segundo

Bloque de viviendas que recibió el impacto de los caudales del barranco del Poyo y el del’Horteta en su confluencia

Bloque de viviendas que recibió el impacto de los caudales del barranco del Poyo y el del’Horteta en su confluencia / Germán Caballero

Pero por la capital del l’Horta Sud discurre otro barranco, menos conocido pero que causó más daños en Torrent que el del Poyo y lo alimentó de tal forma que casi llegó a duplicar su caudal. Se trata del barranco de l’Horteta, nacido en el entorno de Cortichelles, en el término municipal de Turis, donde en la jornada del 29 de octubre se recogieron 784,7 litros en 24 horas, la cantidad más alta registrada en España en un solo día. 

El barranco del l’Horteta carece de medidores de caudal, tal como explicaron entonces a este diario desde de la CHJ. En cambio, lo que sí disponía semanas después de la barrancada la Confederación eran los primeros estudios hidrológicos tras el episodio sucedido el 29 de octubre. Dichos datos provisionales, apuntaban a un pico de caudal aproximado de 1.700 metros cúbicos por segundo en l’Horteta. Con aquellos datos, el caudal de Poyo y Horteta rozaría los 4000 m3/s.

Así estaba el barranco de l'Horteta en Torrent entre las 18.26 y las 18.42 del día de la DANA

Teresa Domínguez

Cuando el Poyo y l’Horteta confluyeron a la altura del puente de entrada al polígono Mas del Jutge, el impacto fue brutal. El bloque de viviendas de Maestro Fortea, que ahora deberá ser derruido, tuvo que se desalojado al alcanzar el agua al segundo piso. También empresas próximas del polígono han quedado en ruinas, igual que la pasarela peatonal frente al colegio Juan XXIII, destruida, o el puente camino a Alaquàs, seriamente dañado. Aguas abajo, el barrio del Xenillet trató de sobrevivir a tal avenida de agua, inundando algunos garajes y destruyendo las viviendas más pegadas al barranco del Poyo. Tampoco se salvó la autovía de Torrent, anegada en varios metros de altura y derribando uno de los tableros, ahora en reparación.

El barranco se lleva la pasarela de Picanya

N.S.

Con la declaración de Miguel Polo, aquellas estimaciones elevan el torrente que recorrió l'Horta Sud. A los 1600 del Poyo (procedente de Chiva), se sumaron los 1000 del barranco del Gallego, en las laderas de Calicanto, que confluyeron con los 2.000 de l'Horteta en pleno casco urbano de Torrent. Todo ese tsunami recorrió la que sería la zona cero en dirección a l'Albufera.

La cantera como embalse

Pero antes de esa fusión de caudales, l’Horteta (y otras ramblas menores como Santo Domingo o la Canyada de Pequé) ya causó pánico, destrucción y muerte allí por donde pasaba, pese a que la vieja Cantera se convirtió en presa y almacenó millones de litros en el socavón explotado durante décadas. Caminos rurales arrasados, conducciones de suministro de agua hechas pedazos, viviendas de urbanizaciones de diseminados o las casas del Pantano y de la barriada Mas del Jutge sufrieron la furia de un torrente, que arrancó las paredes como si fueran de papel. Tampoco se salvó el rico patrimonio hidráulico torrentino, como els arquets, una milenaria construcción que sucumbió a la fuerza del agua.

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