Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Opinión

Portavoz del PP en el Ayuntamiento de Paiporta

El duelo no cesa cuando la memoria se convierte en escombro

Las obras de reconstrucción en la pasarela del carrer Convent de Paiporta, paralizadas por el temporal de lluvias.

Las obras de reconstrucción en la pasarela del carrer Convent de Paiporta, paralizadas por el temporal de lluvias. / Fernando Bustamante

Ha pasado un año desde aquel 29 de octubre en que la dana golpeó Paiporta con una violencia que aún retumba en nuestras calles, en nuestras casas, en nuestras vidas. Pero el tiempo, lejos de cerrar heridas, las mantiene abiertas porque el duelo no se supera cuando la destrucción permanece a la vista, porque no se puede pasar página cuando las páginas están empapadas de abandono institucional.

Cada vez que cruzamos el barranco y vemos los muros derrumbados, cada vez que vemos los puentes que siguen sin reparar, bajos y viviendas destruidos, cada vez que una familia afectada se enfrenta a trámites y queda si respuesta, el duelo se reactiva.

No es solo una cuestión emocional: es una herida política, social y ética. Y esa herida se agrava cuando quienes deberían sanar, callan; cuando los gobiernos, local y nacional, optan por la foto antes que por la acción, por el titular antes que por la reconstrucción.

Los fondos del Estado llegaron a los ayuntamientos. Pero ¿de qué sirve el dinero si no hay mecanismos ágiles para ejecutarlo? ¿De qué sirve la ayuda si el Ayuntamiento de Paiporta carece de dirección política, de planificación, de voluntad real? La reconstrucción no se improvisa. La reconstrucción requiere liderazgo, coordinación, valentía. Eso es precisamente lo que falta.

La memoria del 29 de octubre no se honra sólo con minutos de silencio ni con promesas vacías. Se honra con obras, con prevención, con acompañamiento a las familias que lo perdieron todo. Se honra con transparencia, con responsabilidad, con trabajo. Pero en Paiporta, los signos de la destrucción siguen ahí. No como testigos mudos, sino como gritos silenciados. Como recordatorios de que el duelo no es solo personal, sino colectivo. Y que mientras las instituciones miren hacia otro lado, mientras se maquillen los informes y se ignoren las mociones, el duelo será también una forma de resistencia.

El gobierno local ha fallado en lo esencial: escuchar, actuar, proteger. Ha preferido el relato oficial a la realidad de los vecinos. Ha ignorado las propuestas que exigían prevención y reparación. Ha convertido el dolor en trámite, la urgencia en espera, la reconstrucción en propaganda. Y el gobierno nacional, lejos de asumir su responsabilidad, ha delegado, dilatado, desaparecido, no solo al principio. ¿Dónde están los mecanismos que permitan a los ayuntamientos actuar con rapidez? ¿Dónde está la ayuda técnica, legal y humana para que el dinero se convierta en soluciones reales? ¿Dónde están las obras necesarias para evitar nuevas riadas?

Pedimos justicia

No pedimos milagros. Pedimos justicia. Pedimos que el dolor no se archive. Que la reconstrucción no sea una foto, sino una política. Que el duelo pueda cerrarse, no porque olvidemos, sino porque por fin se haya hecho lo que corresponde. Porque en Paiporta, el duelo no cesa. Y no cesará mientras los signos de la destrucción sigan siendo también signos de abandono.

Este duelo no es solo el de las familias que lo perdieron todo. Es el duelo de una ciudadanía que ve cómo sus instituciones se alejan, como sus derechos se diluyen entre trámites y excusas. Es el duelo de quienes aún creemos en la política como herramienta de transformación, y nos enfrentamos cada día a la indiferencia de quienes gobiernan sin mirar a los ojos de su gente.

En Paiporta seguimos sintiendo el abandono. Pero nosotros no vamos a rendirnos. Seguiremos alzando la voz, proponiendo soluciones y acompañando a los vecinos. Porque creemos en una política útil y cercana.

El duelo solo podrá cerrarse cuando la justicia, la reconstrucción y la verdad ocupen el lugar que hoy sigue vacío.

Tracking Pixel Contents