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Un abrazo en forma de cadena humana en el aniversario de la riada

Decenas de personas encienden velas alrededor de la rambla del Poyo y guardan un minuto de silencio por las 229 personas fallecidas durante la tragedia

Primer aniversario de la dana: Decenas de personas encienden velas alrededor del Poyo

Ana de los Ángeles

Candela García

Candela García

Paiporta

Un emotivo abrazo para las familias de las víctimas mortales de la dana y una muestra de que el apoyo ciudadano a todas las personas afectadas sigue tan vivo como el primer día, a punto de cumplirse el un año de la riada que arrasó la provincia de Valencia el pasado 29 de octubre de 2024. La gran cadena humana que se ha formado a ambos lados de la rambla del Poyo en Paiporta ha vuelto a demostrar la solidaridad y la resiliencia de los vecinos y vecinas de los municipios afectados.

Decenas de personas han encendido una vela a lo largo del cauce del río, en el puente frente al Ateneo Musical y Mercantil de Paiporta, para recordar a los fallecidos y fallecidas durante la tragedia. En su memoria, se ha guardado un minuto de silencio que se ha roto con el aplauso de todos los asistentes. Para muchos, ha sido imposible contener las lágrimas. “Todavía sentimos abandono por parte de todas las administraciones, frustración y mucho trauma e indignación”, ha reconocido Gema, vecina de Paiporta. Laura, que perdió a su madre Fina en la riada, compartió la misma "indignación". "Después de un año seguimos muy abandonados, la reconstrucción es difícil, pero con una tragedia de este calibre no puede ser que ningún responsable haya pedido perdón ni haya dimitido", ha defendido. Un mensaje al que se ha sumado su amiga Fina, que le acompañaba: "Queremos que los responsables paguen con la cárcel".

Recordar, acompañar y reconocer

Así, el acto convocado por Plataforma del Voluntariat de la Comunitat Valenciana y Riada de Recursos Solidarios ha servido para “recordar, acompañar y reconocer a quienes lo perdieron todo, a las familias que siguen reconstruyendo sus vidas y a todas las personas voluntarias que estuvieron allí cuando más hacía falta”, han apuntado desde la organización. Un gesto que ha quedado recogido por cuatro operadores de drones que, de manera voluntaria, se han ofrecido a recoger imágenes de la cadena humana. Teresa Verdú, vecina del municipio y miembro del grupo de voluntarias de Colombicultura 2, ha sido una de las encargadas de leer el manifiesto que han firmado las entidades convocantes. "Hoy recordamos a las víctimas y abrazamos a sus familias. Nada puede borrar el miedo y el silencio que dejó el agua, pero aquí estamos, de pie, unidos. Cuando todo parecía roto, fuimos capaces de encontrarnos en el dolor y descubrir que la fuerza compartida puede más que la tristeza", ha asegurado.

Desde el voluntariado, ha detallado Teresa, siguen llevando a cabo iniciativas solidarias, como el reparto una vez a la semana de comida y productos de primera necesidad, y se impulsan talleres para que la gente del pueblo se sienta animada y acompañada. "Hay gente que lo está pasando muy mal todavía. Yo aún tengo la sensación de estar viviendo una película que no tiene fin. No me cabe en la cabeza la magnitud de lo que ha sido y hay personas que no pueden hablar de ello", ha asegurado. Por ello, a través de homenajes como este buscan trasladar a los vecinos y vecinas que "no los hemos abandonado". "Cada día intento transmitir esto, con un abrazo, una caricia, acompañando, preguntando cómo están. Que vean ese acogimiento, que estamos aquí y que no vamos a fallarles", ha señalado.

Un niño coloca su vela en memoria de las víctimas mortales de la dana en Paiporta.

Un niño coloca su vela en memoria de las víctimas mortales de la dana en Paiporta. / Ana de los Ángeles Martí

Una "red viva de apoyo"

El manifiesto también ha puesto el foco en la solidaridad que se despertó tras la tragedia. "Aquel día no fue el agua quien escribió la historia, sino las personas. Frente al desorden, se alzaron manos, una tras otra, como pilares de esperanza. Jóvenes, mayores, mujeres y hombres, unidos por la fuerza de no rendirse. Desde pueblos pequeños a ciudades heridas se formó una cadena humana que ni el temporal pudo romper. Nuestro pueblo escribió con mayúsculas: resistencia, unión y vida", han recordado. Doce meses después, han constatado que "lo que nació entre el agua y el barro, se ha transformado en una red viva de apoyo mutuo". "Seguiremos mientras haya alguien que lo necesite, la solidaridad no se extingue, se multiplica", han exclamado.

Con todo, han mostrado su agradecimiento a "todas las personas que se movilizaron para ayudar en la zona cero desde el primer día, a quienes no dudaron en arriesgar sus propias vidas para salvar las de otras personas y animales, a quienes movieron cielo y tierra para recoger donaciones de toda España y recursos esenciales para las familias afectadas". "El voluntariado de la dana es y seguirá siendo esa flor de loto que nació en mitad barro y que a día de hoy sigue arropando los corazones de tantas personas", han concluido. La voz de Txua y su canción “Ángeles del barro”, dedicada al voluntariado y a las víctimas, ha puesto fin al homenaje, entre los abrazos, aplausos y gestos de gratitud de los vecinos y vecinas de Paiporta.

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