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La Coma seguirá sin pediatra

La última agresión a una enfermera y el robo de la batería del coche del centro de salud dificulta que los profesionales elijan este destino

Centro de Salud del Barrio de la Coma.

Centro de Salud del Barrio de la Coma. / Daniel Tortajada

Violeta Peraita

Violeta Peraita

Paterna

El barrio de la Coma, en Paterna, seguirá por el momento, sin pediatra. A pesar de haber realizado obras en las instalaciones sanitarias para adecuar los espacios a consultas para pacientes menores de edad y se completará con nuevo mobiliario, “por ahora no van a venir pediatras”.

Así lo aseguran fuentes del equipo sanitario del consultorio auxiliar de la Coma, después de que en estas últimas semanas se hayan repetido agresiones a enfermeras en su tarea de asistencia domiciliaria así como un acto vandálico en un vehículo del centro de salud, al que rompieron la ventanilla y robaron la batería.

La lucha de la Coma por volver a tener pediatras en un barrio lleno de niños y niñas viene de lejos. La población de este barrio paternero lleva más de dos años sin especialista tras unos episodios violentos y el traslado y la jubilación de los dos profesionales que allí trabajaban. Durante el verano, se ofrecieron las plazas vacantes y aunque se adjudicó una de ellas, finalmente la persona ha decidido cambiar de destino.

Esta, la de los pediatras, es una reivindicación del barrio desde que se quedaron sin este servicio sanitario, ya que las familias han de desplazarse en transporte privado la mayoría de veces. El barrio de Paterna está aislado del núcleo poblacional y el servicio de transporte público tiene frecuencias moderadas.  "Estamos aquí para ayudar y dar un servicio al barrio, pero no nos pueden poner continuamente entre la espada y la pared", lamentan los sanitarios, que aseguran que su seguridad en su puesto de trabajo, no está garantizada.

"Desde la última agresión no ha cambiado nada"

Los antecedentes de violencia que ha habido en este centro inquietan cada día a los profesionales que allí acuden, que sienten que están "totalmente vendidos en las visitas domiciliarias, porque tenemos todas las semanas y no sabemos cuál es la solución; la policía no puede venir y aunque nos dijeron que nos acompañarían a las casas, la realidad es que no es así, desde la última agresión no ha cambiado nada".

Además, denuncian que a pesar de tener un arco de seguridad para acceder al centro auxiliar, "todas las semanas se siguen interceptando armas blancas" a pacientes que acceden a las instalaciones sanitarias. "Estamos aquí para ayudar y dar un servicio al barrio, pero no nos pueden poner continuamente entre la espada y la pared", sentencian los sanitarios.

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