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La llegada de cinco niñas ucranianas a Zarra permitirá mantener abierto el colegio el próximo curso

El municipio ha acogido a dos familias a través de la Generalitat que han sido instaladas en una casa rural municipal

El colegio Francisco Cerdá de Zarra.

La acogida de personas refugiadas provenientes de Ucrania tras la invasión rusa al país ha traído consigo una gran noticia para Zarra: el próximo curso podrá mantener abierto su colegio público Francisco Cerdá, ya que seguirán cumpliendo con el cupo mínimo que marca la Conselleria de Educación de tener a cinco menores escolarizados.

En estos momentos esa es la cifra que registra el centro escolar y lo que permite ofrecer este servicio en el municipio del Valle de Ayora. Son alrededor de 300 habitantes y de los cinco menores escolarizados, tres cambian al instituto Fernando III de Jalance (dependiente de la sede oficial en Ayora) el próximo curso, por lo que el consistorio se veía abocado a cerrar las aulas escolares al solo tener dos alumnos.

Sin embargo, la situación ha dado un giro radical y la sorpresa y alegría es mayúscula en el municipio: la solidaridad y disposición de ayudar al pueblo ucraniano permitirá mantener vigente este servicio educativo.

Alumnos y alumnas del colegio de Zarra el pasado curso, en una actividad de plantación de árboles. Ayuntamiento

Según ha explicado el alcalde de Zarra, Ángel Pérez, a este diario, las dos familias llegaron el martes. Son dos madres, una de ellas con dos niñas y la otra con tres chicas llegadas desde Kiev y desde Lugansk, localidades ahora mismo tomadas por el ejército ruso. Ayer mismo, tras su llegada, fueron empadronadas en el municipio e instaladas en dos apartamentos que el ayuntamiento tiene y usa como casa rural para visitantes.

Las menores tienen entre 16 y 7 años y están en proceso de ser escolarizadas. Todas comenzarán el lunes con la rutina normal educativa, pero les han dejado unos días de margen para estabilizarse en el municipio. Dos de ellas irán al instituto de Jalance con la ruta del autobús y tres se quedarán en el colegio local junto a los cinco niños y niñas de Zarra.

El alcalde explica que están cumpliendo con las directrices de la Conselleria de Políticas Inclusivas en cuanto a los trámites burocráticos. "La gente del pueblo se ha volcado con ellas, están ofreciéndose para comprarles comida y cualquier cosa que puedan necesitar, hasta zapatillas de ir por casa", explica Pérez, visiblemente emocionado, al teléfono.

Una de las madres habla inglés, lo que ha facilitado la comunicación. Además, Pérez explica que en Jalance ha llegado otra familia -la abuela, ucraniana, vivía allí- y los hijos e hijas irán también a partir del lunes al instituto. "Será beneficioso para las acogidas de Zarra tener a más ucranianos con quien poder relacionarse allí", señala el alcalde.

"Damos por hecho que la situación es muy complicada en Ucrania y no esperamos que haya una solución a corto plazo, por lo que entendemos que el curso que viene las niñas seguirán aquí y mantendremos el colegio abierto", defiende el alcalde.

Objetivo: un trabajo para las madres

Ahora, el reto es encontrar un empleo para las dos madres y que puedan tener independencia económica plena. Por parte del consistorio están a expensas de que la Conselleria de Polítcas Inclusivas habilite alguna línea de subvenciones para poder generar empleo para estas personas refugiadas, ya que en Zarra en estos momentos no existen oportunidades laborales. Eso sí, el mantenimiento de ambas familias corre a cargo del ayuntamiento, que ha destinado una parte del presupuesto a los gastos derivados de esta acogida.

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