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Los medicamentos antimicrobianos, especialmente los antibióticos dirigidos a las bacterias, están entre los recursos médicos más preciados en la actualidad. Los antibióticos son cruciales para la medicina moderna, ya que curan e incluso ayudan a prevenir muchos tipos de infecciones. Sin ellos, muchos procedimientos rutinarios que conllevan un alto riesgo de contraer infecciones, como las cirugías complejas o la administración de tratamientos inmunosupresores a las personas con cáncer, no se podrían realizar.

Sin embargo, estos antibióticos deben administrarse de manera racional, y solo cuando lo prescribe el médico, ya que cuanto más se hace uso de ellos, más presión tienen las bacterias para desarrollar resistencia. Como consecuencia de su uso intensivo, los microorganismos mutan y encuentran maneras de resistir a los efectos de los antibióticos. Por este motivo, los antimicrobianos están perdiendo de manera alarmante su eficacia: los patógenos resistentes sobreviven, crecen y diseminan su resistencia, causando cada vez más muertes y más presión asistencial.

Una amenaza global

El desarrollo y diseminación de las bacterias multirresistentes es una amenaza real para la salud pública mundial en la actualidad, tal y como reconoce la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estas bacterias resistentes producen hasta 700.000 muertes anuales en el mundo y, recientemente, se ha estimado que podrían causar la muerte de 10 millones de personas en el año 2050, superando al cáncer como primera causa de muerte.

En España, según la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), los resultados son contundentes, y cada año, más de 35.000 personas mueren con infecciones producidas por bacterias multirresistentes. Estos datos son preocupantes ya que provocan un incremento de los costes médicos, una prolongación de las estancias hospitalarias y un aumento de la mortalidad.

En consecuencia, tal y como recalcan desde la farmacéutica Pfizer “debe extremarse la prudencia en la utilización de este tipo de medicamentos”. Además, tal y como advierten desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el Plan Nacional frente a la Resistencia de los Antibióticos del Ministerio de Sanidad, el incremento del uso de los tratamientos antibióticos en el contexto de la pandemia provocada por el coronavirus, podría facilitar el desarrollo de bacterias resistentes y reducir la eficacia de futuros tratamientos.

Aunque la covid-19 es una infección vírica, hay pacientes con posibilidad de infección bacteriana secundaria en los que debe considerarse la prescripción antibiótica. Por este motivo, este año es más importante que nunca intentar evitar las infecciones bacterianas a través de la vacunación y la higiene de manos, gestos comunes en la prevención del contagio de la gripe y la covid-19.

Sensibilización sobre los antimicrobianos

Consciente de la magnitud actual del problema y bajo el compromiso de sumarse al esfuerzo que lidera anualmente la OMS, la compañía biofarmacéutica Pfizer apoya la semana mundial de la concienciación sobre el uso de los antimicrobianos del 2020 para aumentar la sensibilización sobre las resistencias antimicrobianas. Por ello, este año ha puesto en marcha la campaña ‘Actúa Ahora-Stop Resistencias’, cimentada en un documento de compromiso que respaldan todas las sociedades médicas y pacientes involucrados y que busca ser una llamada a la acción para toda la sociedad.

Esta iniciativa, que cuenta con el respaldo y la colaboración de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH), la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) y la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) persigue impulsar la sensibilización sobre la resistencia a los antibióticos, a través de su uso racional y sobre la urgente necesidad de fomentar la conciencia global y la educación en la prevención, a través de medidas como la vacunación y en gestos clave como la higiene de manos.

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