¿Ciencias o letras? El dilema del siglo para el futuro de nuestro siglo. El que lo tenga claro y quiera encauzar a los retoños de forma divertida y amena contará en unos meses con una nueva opción extraescolar. Science Fantasy, uno de los proyectos seleccionado por la plataforma de apoyo a emprendedores, Lanzadera, apadrinada por el dueño de Mercadona Juan Roig, planea abrir en Valencia la primera «escuela de ciencia» con vocación educativa y divulgadora. «Nuestra metodología educativa se centra en el aprendizaje a través de la propia experimentación», afirma Raquel Ibáñez, impulsora del proyecto de Science Fantasy. Esta vallisoletana, doctora en biología Molecular y Biotecnología por la Macquarie University (Sidney, Australia), no ha dudado en desplazarse a Valencia para poner en marcha su iniciativa tras ser seleccionada por Lanzadera. «Cuando se aprende hacienda y construyendo las cosas con las manos se potencia el desarrollo intelectual, se da rienda suelta a la creatividad y al talento», insiste.

La «escuela de ciencia» de Science Fantasy tiene previsto poner en práctica esta filosofía. La idea es potenciar la divulgación científica a través de la creación de talleres y espectáculos científicos. «Será un lugar donde aprender física, electrónica, ingeniería, etc., de una forma diferente a como se enseña en los colegios. Todas nuestras actividades se centran en la realización de experimentos que ayudan a comprender conceptos o ideas complejas», señala. El centro que Ibáñez quiere poner en marcha será de pago (pues se trata de una iniciativa privada) y contará cinco clases simultáneas con capacidad para veinte personas cada una. Al margen de esto se desarrollará el espectáculo científico, al que los padres podrán acudir con sus hijos.

Aunque no descarta la fabricar contenidos para ofrecerlos a terceros, Ibáñez está centrada ahora en abrir esta escuela física. Busca en Valencia un local de ciertas dimensiones (unos 1.000 metros) que servirá de laboratorio de ensayo y sede central con la idea de ir abriendo escuelas en otros puntos de España.«La futura sede será un espacio muy dinámico con diferentes aulas temáticas de ciencia para el desarrollo de actividades y una sala multiusos para el desarrollo de espectáculos de ciencia en directo».

Sobre la viabilidad económica de la iniciativa Ibáñez se muestra optimista. «Hemos hecho estudios de viabilidad y es viable, podemos salir. Va dirigido a un público de padres con hijos de entre ocho y dieciséis años». La impulsora de Science Fantasy cree que hay una demanda latente hacia este tipo de iniciativas, que rompen con el molde de seriedad y academicismo en la forma de divulgar la ciencia en colegios e institutos. «El público general está cada vez más interesado por comprender cómo funcionan las cosas y se aprecia un interés por todos los temas relacionados con la ciencia. Esto se hace patente en el éxito de programas y series con base científica».

Ibáñez cuenta con bagaje docente que le permite conocer los éxitos y defectos de los modelos de divulgación científica. Trabajó como investigadora y profesora en el Australian Centre for Astrobiology (adscrito a la NASA) y ha participado en la realización de secciones de ciencia para diferentes programas de televisión. «Me di cuenta de que mis amigos y familiares cercanos no terminaban de comprender cosas que para mí eran familiares, por lo que detecté la necesidad de hacer comprender fundamentos básicos de ciencia a personas ajenas a ese mundo».