Una empresa valenciana ha desarrollado un innovador sensor fotónico elaborado con fibra óptica capaz de medir temperaturas de hasta 1.200 grados, lo que le permite controlar el comportamiento de estructuras durante incendios o la reentrada de satélites a la atmósfera terrestre.

Desarrollado en un primer momento para el control de estructuras de ingeniería civil sometidas a la acción del fuego, esta nueva generación de sensores fotónicos ha abierto "puertas importantes" para su aplicación en sectores como aeronáutica, aeroespacial o energía, donde se alcanzan elevadas temperaturas.

El gerente de la empresa Calsens, Benjamín Torres, ha destacado que su nuevo sensor es capaz "de medir variaciones de temperaturas desde los -100 hasta los 1.200 grados" frente a los doscientos grados que llegan a soportar los sensores fotónicos convencionales.

"El sensor de fibra óptica tiene muy poco peso y poco tamaño y está fabricado de sílice, un producto que abunda en la corteza terrestre, lo que hace al producto respetuoso con el medio ambiente", ha explicado este doctor ingeniero de Caminos.

Este sensor "puede ser aplicado en escenarios donde no se pueden aplicar otra tecnologías" como las líneas electrificadas, ya que son "totalmente inmunes a cualquier tipo de interferencia electromagnética".

El nuevo sensor, además, presenta una "gran capacidad de multiplexación", ya que con un único cable de fibra óptica se puede medir en muchos puntos, lo que lo diferencia de los actuales sensores eléctricos y aporta "una simplicidad importante en grandes proyectos de monitorización donde haya que medir muchos puntos".

Para el desarrollo de este sensor se realizan, en un complejo proceso, pequeñas segmentaciones con un láser de muy alta precisión sobre la fibra óptica para que sea capaz de medir propiedades de las estructuras como la deformación o la alta temperatura.

Inicialmente, el campo de aplicación del sensor de temperatura eran las infraestructuras civiles como puentes o túneles, bien para el control y la monitorización en tiempo real de su seguridad durante un incendio, bien para conocimiento del estado en que había quedado una estructura después de un incendio.

Sin embargo, el sensor de Calsens ya ha sido aplicado por la Agencia Estatal Europea para procesos aeroespaciales en los que se alcanzan elevadas temperaturas y es necesario un control para ganar en eficiencia, como la reentrada de los satélites a la atmósfera terrestre.

"Se ha aplicado para el control y monitarizacion de temperaturas en cápsulas de satélites durante su reentrada en la atmósfera para controlar ese elevado choque térmico y evitar daños y roturas, y poder llevar a cabo un mantenimiento preventivo", ha indicado.

Además, también puede aplicarse a conjuntos de placas solares para evitar roturas y la paralización de las plantas por las altas temperaturas que se pueda alcanzar en algunos puntos.

Calsens nació hace apenas tres meses pero sus sensores ya se han utilizado durante la construcción de un viaducto en Alonsotegi (Bilbao), para la comprobación del diseño de una pasarela en Chile y en un túnel en Moixent del AVE Alicante-Valencia.

Actualmente, el sensor de fibra óptica de temperaturas desarrollado por esta empresa derivada ("spin-off") de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) ya tiene un diseño cerrado y está en proceso de comercialización y de patente, como ha indicado a Efe uno de los socios fundadores de la empresa e ingeniero de caminos, Pedro Calderón.

Junto a su socio Salvador Sales fundaron la empresa después de varios años de colaboración entre investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología del Hormigón y del Instituto de Telecomunicaciones y Aplicaciones Multimedia de la UPV con el fin de comercializar los productos que desarrollaban.

Según ha incidido, Calsens es "una de las pocas empresas, por no decir la única, que ofrece sensores de fibra óptica capaces de soportar más de mil grados de temperatura".