Efe, Nueva Orleans

Miles de empleados municipales de Nueva Orleans, la ciudad más golpeada por el huracán Katrina el mes pasado, han iniciado la búsqueda de empleo tras ser informados de que serán despedidos por falta de fondos. Alrededor de 3.000 trabajadores de la ciudad conocieron su despido tras saberse que el huracán causó 972 muertes en el estado de Luisiana.

La tormenta, una de las más poderosas en la historia de los Estados Unidos y que se abatió sobre la región el 29 de agosto por la noche, también causó destrucción en los litorales de los estados sureños de Misisipi y Alabama.

El alcalde de Nueva Orleans, Ray Nagin, señaló «con enorme tristeza» que los 3.000 trabajadores -alrededor de la mitad de la fuerza laboral de la ciudad- serán despedidos porque no hay fondos para pagar sus salarios. «Hubiese querido no tener que hacer esto. Hubiese querido tener el dinero, los recursos para mantener a esta gente», indicó Nagin.

El despido de los trabajadores fue otro golpe para la ciudad que todavía trata de revivir tras resultar inundada casi en un 80 por ciento por las lluvias del huracán y la rotura de los diques de contención que la protegen del vecino lago de Pontchartrain.

Una parte de la ciudad, que está bajo el nivel del mar, se volvió a inundar al paso del huracán Rita que irrumpió desde el golfo de México el 24 de septiembre y dañó principalmente al estado de Texas.

Nagin señaló que la medida sólo afectará a personal no esencial y no a las fuerzas policiales o al personal de servicios médicos. El anuncio de los despidos fue hecho en el mismo momento en que las autoridades daban por terminada la búsqueda de cadáveres en la ciudad.

El Departamento de Salud y Hospitales de Luisiana señaló que la cifra final de muertos ha sido de 972 y que la búsqueda de cadáveres sólo se reanudará si se recibe alguna denuncia sobre su existencia. El número de personas muertas en el vecino estado de Misisipi fue de 221, once personas en Florida y dos en Alabama. La suma total asciende a 1.206 víctimas.

Sin embargo, el número de muertes es muchísimo menor al que se temió cuando las autoridades conocieron la magnitud de la catástrofe. El propio Nagin señaló en su momento que solamente en Nueva Orleans la cifra de personas fallecidas podría llegar a las 10.000. «Es posible que todavía haya cadáveres en alguna casa a la que nadie haya podido entrar todavía», manifestó Bob Johannessen, portavoz del Departamento de Salud y Hospitales.