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La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) denunció ayer que tras la muerte del preso político Orlando Zapata se ha desatado una "oleada de represión política", con al menos 25 detenidos y otros tantos retenidos en forma ilegal en sus casas. Un portavoz de la comisión aseguró que habían confirmado al menos 25 "detenciones arbitrarias" en las provincias orientales de Cuba, "sobre todo para evitar que los disidentes asistan a los funerales de Zapata Tamayo". Además, indicó que la Comisión confirmó "otras tantas retenciones extrajudiciales" en todo el país de personas a quienes la policía política les ha prohibido salir de sus casas "bajo amenaza de ser encarcelados".

Esta es la primera vez que un opositor al régimen castrista muere durante una huelga de hambre desde que Pedro Luis Boitel, dirigente estudiantil que combatió a los Gobiernos de Fulgencio Batista y Fidel Castro, perdió la vida en una cárcel en 1972.

Tanto Estados Unidos como la Unión Europea emitieron sendas condenas por la muerte del preso. Orlando Zapata Tamayo, fallecido el martes por la noche tras mantener durante 85 días una huelga de hambre para ser tratado como un "prisionero de conciencia", es el segundo preso disidente cubano que muere a consecuencia de una protesta de este tipo.

El primero fue Pedro Luis Boitel, quien murió el 25 de mayo de 1972 en la prisión Castillo del Príncipe, tras una huelga de hambre de 53 días. Boitel había sido detenido en 1961 y, tras cumplir la condena de diez años, vio como su cautiverio era prolongado, por lo que inició una huelga de hambre en demanda de su excarcelación. Desde su muerte, Boitel se convirtió en mártir de la disidencia cubana y su figura da nombre a un gruo de denuncia de la situación de los presos cubanos.

Zapata, albañil de 42 años, formaba parte del grupo de 53 personas que todavía continúan presas desde su detención en la denominada Primavera Negra en 2003 cuando las autoridades cubanas encarcelaron a un total de 75 disidentes del régimen. Zapata dejó de ingerir alimentos sólidos el pasado 3 de diciembre para protestar por las palizas sistemáticas que recibían los presos políticos en la cárcel bautizada como Kilo 7, en la provincia de Camagüey.

Junto al resto de presos detenidos en la Primavera Negra, Zapata fue acusado de desacato, desorden público y desobediencia, delitos por los que fue condenado inicialmente a tres años de cárcel. Ya preso, las autoridades cubanas le imputaron nuevos cargos que elevaron su condena a 36 años de prisión.

"Fue un asesinato premeditado"

Su madre, Reina Tamayo Danger, acusó por su parte al régimen de La Habana de acabar con la vida de su hijo con el objetivo de poner fin a "la existencia de un luchador por los Derechos Humanos". "Ya asesinaron a Orlando Zapata Tamayo, ya acabaron con él. La muerte de mi hijo ha sido un asesinato premeditado", explicó la madre. "Lograron lo que ellos querían. Acabaron con la existencia de un luchador por los derechos humanos", agregó.

Mientras, José Ortiz Molina, padrastro del disidente fallecido, prometió "continuar esta lucha por los Derechos Humanos" en la isla tras su muerte.

Por otra parte, el Directorio Democrático Cubano, organización que apoya a la disidencia cubana desde el exilio en Miami, aseguró ayer que la presencia policial en las calles de La Habana es visiblemente mayor, algo que interpretan como un intento del régimen por acallar posibles protestas a favor de Zapata tras su muerte.

El inicio de la huelga de hambre de Zapata fue respaldado con varias manifestaciones callejeras a principios de mes en Camagüey como muestra de solidaridad. Al menos, 35 personas fueron detenidas durante las protestas.