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El primer ministro nipón, Yukio Hatoyama, anunció ayer su dimisión tras reconocer que ha perdido "la confianza de la gente" por su decisión de mantener una polémica base militar de Estados Unidos en la isla de Futenma, en Okinawa (sur), y por varios escándalos financieros que le han salpicado a él y al secretario general de su partido, Ichiro Ozawa.

Hatoyama, que llegó al poder hace poco más de ocho meses, acabando con más de medio siglo de gobierno del Partido Liberal Democrático (PLD), hizo pública su renuncia durante una reunión televisada con miembros de su formación, el Democrático (PD).

Pese a que le ha costado el cargo, Hatoyama justificó el mantenimiento de la base de Futenma en la necesidad de garantizar la seguridad en el Este de Asia y en Japón, y aseguró que su intención ha sido llevar a cabo una política "limpia" en su país.

Rompió su principal promesa

Visiblemente emocionado y en ocasiones al borde de las lágrimas, el primer ministro aseguró que ha trabajado con una visión a largo plazo "difícil de entender" para la población japonesa.

La decisión de mantener la base militar de EE UU en Okinawa rompió una de las principales promesas electorales de Hatoyama, le valió un aluvión de críticas y multiplicó las voces que pedían su dimisión, incluso dentro de su propio partido.

Para el PD, el desplome del respaldo popular a Hatoyama (actualmente en el 17%, frente al 70% de septiembre) reflejaba el riesgo de una derrota en las elecciones del próximo julio al Senado, donde no tiene la mayoría.

Como sucesor de Hatoyama se perfila el actual viceprimer ministrotitular de Finanzas, Naoto Kan, de 63 años y a quien ya ha mostrado su respaldo un grupo de parlamentarios del PD.