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El Gobierno del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, salió ayer airoso del primer pulso político interno al que se enfrenta tras el asalto a la Flotilla de la Libertad, que pretendía romper el bloqueo israelí a Gaza.

Ninguna de las cinco mociones de censura presentadas ayer en el Parlamento contra su Ejecutivo salió adelante, pero su sola presentación puso de manifiesto que a diferencia de otras que sacudieron a Israel en la esfera internacional -Guerra del Líbano en 2006 y la ofensiva de Gaza de fines de 2008 y principios de 2009-, en esta ocasión, no todos cierran filas en torno al Gobierno.

La principal de las mociones presentadas contra Netanyahu la defendió la líder de la oposición y dirigente del partido centrista Kadima, Tzipi Livni, que fue rechazada por 59 de los diputados presentes, en tanto que 25 la apoyaron y 9 se abstuvieron.

Los otros cuatro partidos que cuestionaron la confianza en el Ejecutivo israelí fueron la coalición de partidos árabes Ram-Taal (Lista Árabe Unida-Movimiento árabe para la renovación), el partido comunista Hadash, de mayoría árabe, el bloque pacifista Meretz y la formación árabe Balad (Pacto Nacional Democrático).

"El Gobierno aísla a Israel"

Poco antes de la votación en la cámara, que sucedió a un acalorado debate, Livni manifestó: "Tenemos fe en el Estado de Israel, en sus valores y en sus ciudadanos, pero el actual gobierno no representa a Israel".

"Lo que ocurre no es algo temporal. Se trata de un proceso continuo que está aislando a Israel del resto del mundo", aseguró la líder de la oposición al presentar su moción de censura, y consideró que "las actuales dificultades quizá supongan el momento más difícil de nuestra historia".

Tras conocer la iniciativa de Livni, Netanyahu criticó a la líder de la oposición, a quien pidió "contención y responsabilidad", tras subrayar que "la próxima flotilla se vislumbra en el horizonte y lo que ahora necesitamos es plena confianza en el gobierno".