Francia vivirá hoy una nueva jornada de manifestaciones en contra del retraso de la edad de jubilación pese a que la norma fue aprobada definitivamente ayer por los diputados y ha terminado ya su trámite parlamentario.

Los sindicatos convocantes prevén un menor seguimiento del movimiento, el primero desde que el texto terminó su periplo legislativo, lo que no evitará problemas en los transportes públicos y en algunos sectores estratégicos.

En vista de que el texto no tiene vuelta atrás en su desarrollo legislativo, los sindicatos han centrado su atención en pedir el presidente, Nicolas Sarkozy, que no promulgue un texto que consideran injusto.

Sin embargo, los líderes obreros saben que la movilización no alcanzará hoy los 3,5 millones de manifestantes que calcularon en las pasadas convocatorias, algo más de un millón según el Gobierno.

"No vamos a superar los tres millones de manifestantes a causa de las vacaciones escolares y porque hay algo de fatiga", afirmó el líder de FO, Jean-Claude Mailly.

Y eso pese a que dos de cada tres franceses apoyan la manifestación, según revela un sondeo publicado hoy por el diario "Le Parisien".

El líder del sindicato CGT, Bernard Thibault, admitió que la convocatoria de hoy será más modesta que las de los últimos días y precisó que su objetivo no pasa por "batir récords" si no por "mantener un buen nivel de movilización".

Para su colega de la CFDT, François Chéreque, el presidente "tiene una decisión institucional que tomar" y debe hacerlo escuchando lo que dicen los franceses, que se han pronunciado mayoritariamente contra el retraso de la edad de jubilación.

Esa es precisamente la principal medida de la ley de reforma de las pensiones, aprobada ayer por los diputados y que sitúa la edad mínima de jubilación en 62 años, frente a los 60 actuales, y en 67 para el cobro total de la pensión.

El llamamiento sindical, que se concretará en más de 250 manifestaciones en todo el país, tendrá menos incidencia que en anteriores jornadas en los transportes públicos y en refinerías, dos de los sectores que vienen efectuando paros indefinidos en los últimos días.

En la red ferroviaria se espera que circulen dos de cada tres trenes, en particular los de alta velocidad, mientras que el tráfico internacional se espera que esté normalizado con Bélgica y el Reino Unido pero no con el resto de los destinos.

Lo mismo sucede con los transportes públicos de París, donde la empresa que los gestiona no prevé incidencias.

En los aeropuertos se han anulado la mitad de los vuelos previstos desde el parisiense de Orly y un tercio en el resto, una medida que afecta sobre todo a las conexiones domésticas.

Los problemas de abastecimiento de gasolina continúan en algunas regiones del país, aunque se han atenuado con respecto a hace unos días.

Seis de las doce refinerías francesas continúan totalmente paradas, mientras el resto han retomado el trabajo.

Sin embargo, la huelga se mantiene en las terminales petroleras de los puertos, lo que dificulta la labor de las refinerías.

Los sindicatos cuentan, asimismo, con la participación de los estudiantes, muy activos en el apoyo de la huelga en los últimos días, tanto en lo que se refiere a los universitarios como a los de institutos.