La respuesta del régimen del coronel Muamar al Gadafi al ataque emprendido ayer por Francia, EE UU y Reino Unido no se hizo esperar. En un mensaje de audio difundido por la televisión estatal, Gadafi declaró que «el Mediterráneo se ha convertido en un verdadero campo de batalla» y que no dudará «en atacar objetivos civiles y militares». De hecho, afirmó que está dispuesto a abrir los comercios que hagan falta para que sus partidarios «consigan todas las armas que necesiten para defender el país», ante lo que consideró un «ataque injustificado».

Gadafi, además, hizo un llamamiento a todos los libios a armarse y luchar en una revolución contra la «cruzada colonialista», expresión con la que describió el ataque aliado. «Debemos abrir ahora los arsenales y armar a todos los libios», declaró Gadafi. Para Gadafi, «el Mediterráneo y el norte de África se han convertido en un campo de batalla». El mensaje, de menos de tres minutos, acusó a las potencias occidentales que han liderado el ataque de protagonizar una «segunda cruzada», en referencia al bombardeo estadounidense de 1986, e insta a los africanos y suramericanos a «permanecer a nuestro lado».

El Ministerio libio de Exteriores ya había advertido previamente sobre una respuesta militar contra las fuerzas occidentales en el Mediterráneo tras las operaciones llevadas a cabo por las potencias extranjeras contra el país, según informó la agencia oficial Jana. Asimismo, pidió la presencia de observadores internacionales en el país. En medio de la ofensiva, bautizada como «Odisea del Amanecer», la televisión estatal libia anunció que se habían alcanzado objetivos civiles y que un hospital de un barrio de Trípoli habría resultado dañado en el bombardeo sufrido por parte de las fuerzas extranjeras.

Un portavoz de la fuerzas armadas libias aseguró que los bombardeos del «enemigo cruzado» continuaban al cierre de esta edición contra «objetivos civiles» en Zuara, Trípoli, Misrata, Sirte –un símbolo porque es el lugar de nacimiento de Gadafi–, y Bengasi.

Combates en Bengasi

Ya por la mañana Gadafi había advertido a los líderes occidentales de que se «van a arrepentir si interfieren en los asuntos internos de Libia», al tiempo que sus fuerzas atacaron con dureza Bengasi, el principal bastión rebelde, donde hubo al menos 29 muertos.

El líder libio reiteró en este mensaje que lo que ocurre en su país son «asuntos internos», que cualquier ataque militar será considerado como «una agresión enemiga evidente» y aseguró de que los «ciudadanos libios están dispuestos a morir por mí».