Cientos de personas celebraron ayer en las calles de Bucarest la renuncia del Gobierno rumano a sus planes de reforma de la sanidad pública, que preveía dar entrada al sector privado en importantes partes del sistema, incluidas las urgencias. El anuncio gubernamental se produjo el viernes por la noche, poco después de que el presidente rumano, Traian Basescu, partidario de la ley de reforma, pidiera públicamente que se retirara el proyecto. "Nadie dentro del sistema quiere este cambio", explicó Basescu.

El proyecto de ley pretendía subcontratar aspectos del sistema sanitario. El controvertido texto, que debía ser votado por el Parlamento, ha causado una gran contestación popular y la dimisión del secretario de Estado de Sanidad, el respetado médico palestino Raed Arafat, quien denunció que la entrada de operadores privados destruiría un "sistema integrado"."La misión de salvar vidas sería sustituida por una competición comercial", declaró.