La Misión de Observación de la ONU en Siria (UNSMIS) volvió hoy a la localidad siria de Tremseh, donde confirmó que el ataque militar sirio del pasado jueves iba dirigido contra personas concretas, como algunos líderes opositores.

La UNSMIS, en un comunicado distribuido en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, informó de que algunos de sus observadores retornaron a Tremseh este domingo para recabar más datos sobre la operación militar siria realizada el 12 de julio, en la que murieron al menos 200 personas.

"La patrulla integrada por expertos militares y civiles fue a 50 casas quemadas o destruidas. Encontraron charcos de sangre y restos de materia cerebral en algunas de ellas", señalaron los observadores.

Los observadores ya confirmaron el sábado que la matanza en Tremseh fue dirigida contra "grupos y casas específicos, principalmente de desertores del ejército y activistas", algo que reiteraron en este último comunicado.

Los "cascos azules" señalaron también que entrevistaron a 27 ciudadanos de ese pueblo y confirmaron que "el ataque comenzó a las cinco de la mañana del 12 de julio. Comenzó con disparos sobre el pueblo, seguidos de operaciones en tierra".

Según los entrevistados, afirma la UNSMIS, "el ejército buscó casa por casa, preguntando por los hombres y por sus tarjetas de identidad. Dijeron que después de comprobar la identificación, mataron a muchos y se llevaron a otros".

Los observadores de la ONU "confirmaron el uso directo e indirecto de armamento, incluido fuego de artillería, de mortero y de armas ligeras".

Igualmente confirmaron la muerte por disparos de uno de los líderes del Ejército Libre Sirio, Saleh Al Subai, al igual que de un médico y sus hijos, que fallecieron como consecuencia de los disparos de mortero contra su casa.

UNSMIS señaló en su comunicado que "el número de víctimas sigue siendo incierto" y su intención es seguir investigando.

Unas 200 personas murieron el jueves en Tremseh, localidad ubicada en el bastión opositor de Hama, por bombardeos del Ejército y disparos de matones y otras fuerzas leales al régimen sirio, según la oposición, si bien el régimen culpó del suceso a supuestos grupos terroristas.

Los observadores también reiteraron hoy su llamamiento al régimen de Damasco al cese del uso de armamento pesado contra la población y a que adopte las medidas necesarias para reducir las víctimas civiles, además de pedir a todas las partes el fin de la violencia y el inicio de una transición pacífica en beneficio de los sirios.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenó el viernes esa matanza que calificó de "atroz" y pidió al Consejo de Seguridad que actúe como sea necesario para detener la crisis en Siria.

La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navy Pillay, además, ha insistido en varias ocasiones en la necesidad de llevar a Siria ante la Corte Penal Internacional (CPI) por las graves violaciones de los derechos humanos cometidas por el régimen de Damasco contra los civiles.

El Consejo de Seguridad estudia ahora un nuevo proyecto de resolución, presentado por los países occidentales, que busca intensificar la presión sobre Damasco mediante la posibilidad de imposición de sanciones, a lo que Rusia y China se oponen.

Las negociaciones sobre ese proyecto de resolución se alargarán al menos hasta el próximo miércoles, cuando está previsto votar sobre la renovación de los observadores, cuyo mandato expira el 20 de julio.

Desde que hace casi diecisiete meses comenzasen los enfrentamientos entre las fuerzas del régimen y los movimientos de oposición, se han producido más de 15.000 muertos en Siria, según datos de la ONU, además de varias decenas de miles de desplazados forzosos que se han refugiado en los países limítrofes.