Al menos veinte personas murieron hoy y más de cincuenta resultaron heridas en una cadena de atentados y ataques armados en distintos puntos de Irak, informaron a Efe fuentes policiales.

Las fuentes señalaron que un total de diez coches bomba estallaron a primera hora de la mañana en varias localidades.

El mayor número de víctimas se registró en Al Tayi, 30 kilómetros al norte de Bagdad, donde seis personas perecieron y otras once sufrieron heridas por la explosión de cuatro vehículos cargados con explosivos en distintos barrios de la población.

Un ataque similar se produjo en el municipio de Al Kut, 180 kilómetros al sur de la capital, donde seis personas perdieron la vida y otras seis resultaron heridas por el estallido de un coche bomba conducido por un terrorista suicida que lo detonó en un puesto de control en el sur de la ciudad.

Además, un experto en explosivos falleció cuando intentaba desactivar una bomba colocada en un automóvil en la zona de Suleimán Bey, en la provincia norteña de Salahedín.

A esas víctimas se suman seis muertos y 27 heridos en atentados perpetrados con coches bomba en el centro de Bagdad y en sus inmediaciones, en la provincia oriental de Diyala y la norteña de Nínive.

Asimismo, en la capital, un grupo armado asesinó con pistolas con silenciador a un funcionario del Ministerio del Interior en el barrio de Al Amel, en el suroeste, donde poco después estalló un vehículo cargado con explosivos, que dejó cuatro heridos.

Un oficial de la policía resultó herido grave también por los disparos de hombres armados en el barrio de Al Masur, en el oeste de Bagdad, mientras que otras dos personas sufrieron heridas por la explosión de dos artefactos al paso de una patrulla policial en Al Tarmiya, 40 kilómetros al norte de Bagdad.

Estos ataques ocurren después de que anoche nueve personas murieran, entre ellas una niña de diez años y un soldado, por el estallido de un coche bomba y de varios artefactos explosivos en Diyala y en los alrededores de Bagdad.

Irak vive actualmente un repunte de la violencia que ha puesto en entredicho la seguridad por los numerosos atentados, sobre todo, contra objetivos chiíes y las fuerzas del orden, y que se han intensificado en el último año tras la salida definitiva de las tropas estadounidenses el 18 de diciembre pasado.